jueves, 6 de octubre de 2011

Tomar deuda, o no (2)


En la entrada anterior, tocamos el tema del endeudamiento público.
El estado nacional ofreciendo un activo financiero a los ahorristas del mundo. Para que les presten plata, que devolverá después.

Intentamos poner la cuestión en perspectiva.
La posible necesidad del estado argentino de salir a tomar deuda en los mercados voluntarios no se inscribe en el marco de una situación de "aprieto fiscal". No tiene que ver directamente con que el Estado gaste más de lo que recaude, etc. Para esa hipotética situación hay alternativas. Muchas "cajas" (tal es la nueva usanza verbal) de donde tomar fondos sin necesidad de emitir un bono en dólares.
Porque si las obligaciones del Estado nacional son en pesos, ¿para qué necesita tomar dólares?

La cuestión sobre el endeudamiento externo pasa por otro lado.
Corresponde al capítulo "cuentas nacionales". La hipótesis en la cual recurrir a la emisión de un bono para colocar en los mercados de capitales como una opción del menú es que el país no genere ingresos de divisas genuinos necesarios para sostener los ritmos de crecimiento.
Lo que no puede hacer entrar el sector privado, lo haría entrar el sector público, con las herramientas que tiene a mano: o sea estrictamente la emisión de deuda (en el contexto actual, no hay otras fuentes).

Es una cuestión meramente financiera, que afecta al conjunto de la economía y a la capacidad de acumulación del país: sector público y sector privado.
La alternativa a esa variante, en todo caso, sería una audacia de improbado éxito: el establecimiento de un control de cambios estricto que impidiera la salida de dólares por las vías en las que se puede operar: ahorro de los particulares, remesas de utilidades de multinacionales.

Por supuesto que toda esta batería de hipotéticos acontecimientos futuros se desbarata en un contexto de crisis económica mundial.
Por los costos de endeudarse, las altas tasas de interés, razona fácil el lector.
Principalmente, porque no sería necesario tomar deuda en ese contexto, amonesta con petulancia el redactor.
Una crisis económica mundial afectaría fuertemente a nuestras exportaciones. La consecuencia más directa de eso, más allá de los niveles de actividad internos, empleo, consumo, etc. sería la caída de las importaciones, cuyo auge de estos últimos tiempos está ligado casi totalmente al proceso de expansión de la economía. Y fundamentalmente al proceso de expansión del aparato productivo (no es un fenómeno de consumo final: compramos afuera lo que necesitamos para producir más).
De manera tal que la hipótesis de restricciones de cuenta corriente, en medio de una crisis económica mundial, quedaría desbaratada en el mediano plazo, porque se bloquearían las fuentes de salida de dólares (por las malas razones).
Digo (como ejemplo alternativo): ¿qué utilidades transferirían las empresas cuyas ventas cayeran un 20 o 30%?

El tema es que en torno al endeudamiento hay un prejuicio grande. Construido en torno a simplificaciones, que pretenden identificar hechos puntuales y descontextualizados con posturas de "izquierda" o de "derecha".

Olvidémosnos de los canjes de deuda o de las emisiones de BODEN dispuestas por Néstor.

Durante la crisis de los años 2008-2009, el proceso de acumulación de reservas del BCRA corrió riesgo de revertirse. Ante la inminencia de una corrida al dólar, Kirchner lo mandó a Redrado a hacer operaciones de swap con otros bancos centrales.
Fortaleció reservas para afrontar las corridas endeudando al banco central.
Que estaba loco, decían los ortodoxos comentaristas. Incluso, circulaba el rumor de que el propio Redrado sostenía lo mismo...en la intimidad.

El presente año, la autoridad monetaria nacional (al frente de la progresista Marcó del Pont) decidió convalidar la apreciación real del peso, devaluando nominalmente en un porcentaje menor a la inflación.
Puso al tipo de cambio nominal como ancla de la inflación (al final, monetaristas somos todos).

Paralelamente, la amenaza de restricción externa podría aventarse si las empresas argentinas obtenían mayor acceso al mercado de crédito internacional. Repito: acceso al mercado de crédito internacional.
El sector privado (y no el público) podría endeudarse (pensando en las buenas posibilidades para especular con el tipo de cambio local, no jodamos), y de esa forma hacer entrar dólares por una vía alternativa.

Este último racconto de estrategias sirve para ejemplificar acerca de que el pragmatismo (guste o no) es un componente importante en la toma de decisiones financieras.

Un afectuoso saludo a Mercedes, contra quien no tengo nada en particular (al contrario, suelen gustarme mucho sus opiniones).
Lo único que intentamos es evitar las exageraciones del marcodelpontismo.

10 comentarios:

Fede dijo...

Mira, la lectura que yo hago es que no es la autoridad monetaria la que decidió sino la que llevo a cabo "convalidar la apreciación real del peso"... me cuesta creer que decisiones de semejante calibre no las tome cristina.
Igual creo entender tu planteo, que en el fondo no se trata de tener a alguien ortodoxo o heterodoxo en el central, sino alguien que responda...

Mariano dijo...

El punto es el mismo Fede.
La apreciación real del tipo de cambio ni siquiera era algo que se podía decidir, sino algo que venía de afuera, y a lo que había que responder.

De dos o tres maneras distintas.
Ninguna perfecta.
Marcó del Pont ( o Cristina) eligió esa. Es posible que haya sido la mejor, para el contexto en que se tomaba la decisión.

Lo que digo es que no hay tantas diferencias entre Marcó y Redrado como algunos quieren creer.
Y las mayores diferencias son de eficiencia técnica (y tampoco son tan grandes).

Pero está bien que así sea, qué se yo. Son así las cosas, son esos los límites de lo posible.
No hay que avergonzarse de lo que se hace, que no es poco, y requiere de grandes responsabilidades, que no son tomadas muy en cuenta cuando cerveza mediante nos ponemos a hablar de revoluciones y de tomar no sé qué medida contra el establishment no sé cuánto.

Marcó hace lo que puede. No es un desastre. Es una señora muy presentable.
Tampoco está dando vuelta las condiciones del capitalismo mundial, ni haciendo temblar las estructuras usadas por el establishment para acumular ganancias en detrimento de los pueblos.
Qué se yo. Es más una función de "control de daños".
Un abrazo.

Mauro A. dijo...

La diferencia entre Redrado y MDP no pasa por lo tecnico, sino por lo ideologico. Y eso es lo que emociona y genera el marcodelpontismo, principalmente por que la ideología de MDP no ha tenido mucho lugar en el manejo de la economía en los últimos años.
Pero bue... como buen peronista, supongo que MDP sabe bien que cualquier medida es buena, si favorece al pueblo, independientemente de qué origen tenga.
Pero bue... eso es algo que recien ahora se está diciendo en los discursos, hay que darle 2 años mas o menos al pueblo para que vuelva a digerir el concepto.

Rafa dijo...

Mariano: ¿de qué magnitud sería la apreciación del peso? Porque si lo escuchás a J. González Fraga ya la crisis nos estaría golpeando con todo por ese lado...

¿No habría que considerar el tipo de cambio multilateral? El dólar es hoy una moneda débil y no parece que deje de serlo en corto plazo (me atengo a lo que dice A. Zaiat acá). Así que la apreciación no sería tan alta.

Un abrazo.

uno dijo...

Me gustó el Blog, no lo conocía.

A ver, hay cosas que no me quedan claras, entiendo que de alguna manera se tiene que suplir la falta de dólares en el mercado cuando eso ocurre, pero emitir deuda mejora la cosa? No es patear el problema para adelante? No es preferible devaluar hasta volver a un saldo comercial favorable? Tampoco veo que una devaluación tenga que impactar automáticamente en el poder adquisitivo de los salarios, tal vez las retenciones ya no se pueden tocar más por razones políticas, pero debe haber otras medidas no?

Ta bien que crecimos mucho y toda la pelota, pero 8 Rivers de Roger Waters no es un indicio de que hay que devaluar un poco?

Daniel dijo...

En todo caso, no hay un cambio cultural apreciable que sustente los cambios en esta materia que se pueden alentar. Y eso no es poco. La ortodoxia financiera no bajó nunca del pedestal por más crisis europeas que cacheteen las pantallas de TV.

Mariano dijo...

Rafa: es un tema controvertido ese. Y muy difícil de saldar.
Pero, más allá de que exista o no un colchón de competitividad cambiaria, la cosa es que en el último año el peso se revaluó, incluso frente al real (con influencia de la devaluación del real del último mes, que podría revertirse, pero que todavía se mantiene).
No sé si lo suficiente como para que se pierda absolutamente la competitividad cambiaria, pero revaluación hubo.
Y convalidada por el Central, con los objetivos que te menciono en el post.
Un abrazo.
Un abrazo.

Mariano dijo...

Uno: la devaluación también tiene costos altos.
Pero sí, es otra de las opciones.
Hay muchas. Y se opta, a veces por unas a veces por otras.
Abrazo.

Gracias a todos por los comentarios.
Saludos

oti dijo...

Quizá haya que dejar de ser monetarista para dejar de tener los problemas que se tienen y pasar a otro tipo de problemas que valgan más la pena.

uno dijo...

Es que la devaluación lo veo como lo más "genuino". Pienso qué pasaría si no tuviéramos estos términos de intercambio favorables y no entraran tantos dólares. Y se me ocurre que la única sería sincerar que no somos un país rico y no podemos andar comprando smartphones a lo pavote, la forma de darnos cuenta es que un smartphone nos resulte realmente caro.

El tema es el punto en que la economía en crecimiento necesita importar cada vez más bienes de capital para seguir creciendo, y ahí ya no tengo idea de cómo se hace, pareciera que esa meta es como como la zanahoria a la que nunca se llega. Porque con estos precios de commodities podemos ilusionarnos, pero seguimos dependiendo de bienes primarios. Que nivel de industrialización hay que alcanzar para que nos deje de importar el precio de esos bienes?