sábado, 22 de octubre de 2011

El "viento de cola" y la dependencia económica del complejo sojero


La argumentación de Alcadio Oña suele tener un problema. Confusiones, que no le permiten a quien emite las críticas reparar en la contradictoria naturaleza de algunas de sus afirmaciones.

Cuando se busca atenuar los méritos de la administración kirchnerista para mantener a la economía en un ritmo de crecimiento elevado e inédito en la historia argentina, se echa mano al latiguillo del "viento de cola". En su nota Alcadio lo resume bien, como la situación (también inédita, por la cantidad de tiempo de permanencia del fenómeno) de que la Argentina cuente con términos de intercambio favorables.
Decir esto implica reconocer el sesgo de la economía argentina a contar con una competitividad extraordinaria en la producción de materias primas agrícolas. Producto de las extensiones de tierra fértil, con clima propicio, que permiten que la aplicación de tecnología de punta y la puesta en marcha de proyectos con características organizativas novedosas, le hagan ganar eficiencia decisiva.

Entonces reconocemos, de base, que nos especializamos en la producción de esos commodities, y que tenemos un diferencial negativo de competitividad en otras actividades. Es consecuencia de una dotación natural de recursos. Las ventajas comparativas famosas.
Reformular este esquema "natural" requiere arduo trabajo. Esfuerzo.

Ahora bien, unos renglones más abajo y como forma de señalar algunos de los problemas de la Argentina, el mismo tipo que sobrevaloró el "viento de cola" y los términos de intercambio favorables, nos dice que la economía argentina depende en demasía de las divisas generadas por el complejo sojero.

La verdad es que ambos elementos de la exposición de Oña son en realidad uno. El mismo.
Argentina depende demasiado de lo que genera el complejo sojero justamente como consecuencia de que cuenta con términos de intercambio favorables que le apuntalan la producción de las materias primas para con la cual cuenta con ventajas competitivas extraordinarias.

Corregir este sesgo ha sido casi una obsesión de la administración kirchnerista (cosa que no implica hacer desaparecer al campo, sino simplemente integrarlo a un aparato productivo más diverso y complejo, sin dependencias sectoriales que les permita a determinados actores ejercer un poder de veto de facto).

Decíamos: el kirchnerismo se propuso la corrección de ese sesgo original. Ya sea gravando la exportación de soja (cosa que innegablemente desincentiva su producción, tal como argumentaban los detractores de la 125 durante el conflicto por la misma), ya sea fomentando la sustitución de importaciones y las exportaciones no tradicionales (con fortuna dispar). No vamos a abundar con ejemplos de esto, salvo que se nos lo pida.

Grandes resultados ha obtenido la administración kirchnerista a la hora de aprovechar las bondades financieras del viento de cola. Y grandes esfuerzos ha puesto en atenuar las negatividades productivas que surgen del mismo viento, que para la expectativa de diversificar y complejizar el aparato productivo, más que viento de cola es un huracán. Arrasador.

En definitiva, no puede hablarse de suerte frente a las consecuencias favorables y de impericia frente a las consecuencias indeseadas de un mismo fenómeno.

Usando una metáfora con reminiscencias futboleras, seguir la argumentación de Alcadio es correr el riesgo que corría aquel zaguero al que si se le ponía una media de cada color se cagaba a patadas él mismo.

4 comentarios:

uno dijo...

jaja, muy bueno! había visto el título de la nota y ni me dieron ganas de leerla.

Cambiando de tema, no se si viste esto:

http://www.lanacion.com.ar/1416632-vivienda-la-gran-asignatura-pendiente

Me interesó en especial la visión de Mario Gómez, que dice que con inflación es imposible que haya créditos hipotecarios (en realidad ya los hay hoy en día a tasa fija). Pero digamos, te parece cierto que es imposible ampliar este tipo de créditos sin un plan anti-inflacionario?

Anónimo dijo...

no hay más créditos hipotecarios que los que hay porque los bancos no quieren.
Cómo puede ser que una inmobiliaria medio pelo te pueda financiar a 36 meses, cuota fija, un depto. y un banco internacional se ponga nervioso por dar un credito a tasa varieble a 20 años?

Mariano dijo...

Uno: yo había publicado hace un tiempo algunas reflexiones sobre el tema de los créditos hipotecarios.
Te dejo los links:
http://yendoamenos.blogspot.com/2011/03/credito-hipotecario.html

http://yendoamenos.blogspot.com/2011/03/credito-hipotecario-addenda-casi.html

Un abrazo

uno dijo...

Gracias, muy bueno!