La dinámica de los acontecimientos (que cuando pecamos de un exceso conceptual ordenamos bajo el nombre de Historia) es un proceso dialéctico de orden y rupturas.
La gastada metáfora de la foto y la película puede ayudarnos a figurárnoslo. En la foto (estática) hay un orden. El desarrollo de la película está cargado de elementos de ruptura, dada la imposibilidad de mantenernos estáticos. Sin embargo, ciertas fuerzas o pulsiones de supervivencia tienden a la instauración del equilibrio que configura el orden.
Esa es la dialéctica de los acontecimientos. Una ruptura del orden para la configuración continua de nuevos órdenes no tan distintos del anterior. Una sucesión de equilibrios operados sobre la base de la contención de los daños operados por los movimientos disruptivos de los entes individuales.
Estos procesos exceden en mucho a las voluntades individuales, que son apenas un elementos más, tal vez menor, de todo este complejísimo entramado de fuerzas interactuantes.
Por esa misma dinámica a Argentina (más allá de la voluntad de los funcionarios y los habitantes en general) le toca un rol inesperadamente estelar en estos tiempos. El de constituirse en vanguardia de la reconfiguración del orden financiero mundial. Es de desear que sepamos asumir ese rol con la altura, la responsabilidad, pero también con la desfachatez disruptiva que la situación amerita.
Hay que irse de Nueva York, hay que litigar internacionalmente contra ese fallo excesivo, claramente sancionatorio de las decisiones políticas de la Argentina.
Y hay que saber pagar los costos de las decisiones, que de todas formas habría que pagar.
En el caso menos salvaje, es dable pensar que se opere un cambio en la correlación de fuerzas internas en EEUU, que hoy por hoy nos es desfavorable tal como lo demuestra el fallo Griesa.
Y si no, hay que jugar las cartas que nos tocaron.
1 comentario:
Muy inspirado e inspirador tu post.
No tenemos que perder de vista nunca que lo que crea a los acontecimientos son los procesos y éstos nunca son la mera suma o amalgama mecánica de aquéllos.
Creo que el punto de partida en el análisis del tema al que alude tu post es que estamos asistiendo, desde hace ya varios años, a un proceso de desintegración de los sistemas financieros, monetarios y económicos globales que conocimos.
Y como los protagonistas de los factores y acontecimientos habilitados por el proceso mencionado precedentemente son muy desiguales y asimétricos (oligarquías globalistas, burguesías nacional e internacionales, gobiernos de los Estados, clases medias, trabajadores asalariados, etc.), los más concentrados y poderosos son los más capacitados para manipular y condicionar los rumbos, siempre teniendo la mira puesta en que, si en el futuro se construye un nuevo orden, ellos mantengan sus lugares de privilegio.
Es una situación mundial muy peligrosa, porque los están en la cima de la pirámide saben muy bien que el sistema que crearon y usufructuaron durante décadas no tiene la salida que ellos desean.
Y antes de que otro obtenga el poder suficiente para crear una salida que ellos no desean (porque no pueden controlar), preferirán patear el tablero para que nadie gane, en la esperanza y certeza que, después del desastre que se producirá, los sobrevivientes en la cima de la pirámide seguirán teniendo el control.
El deterioro de la geopolítica en Eurasia, Asia y, próximamente, en A.L., tiene que ver con eso.
La crisis financiera y la crisis geopolítica son dos caras de la misma moneda. Y una se alimenta de la otra.
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