jueves, 7 de noviembre de 2013

Vindicación del testaferro como paso intermedio a la desconcentración económica

Lucas Carrasco (cada tanto lo nombro, a ver si me recomienda y me hace subir las visitas del blog, cosa que me tiene muy preocupado desde siempre) publicó en estos días, uno de sus posteos en los que recomienda lecturas de artículos ajenos.
Esas recomendaciones vienen cada vez más conformadas con opiniones personales, de esas que Lucas sabe además condimentar con sus ocurrentes calificaciones, sus piruetas lógicas para encontrar siempre alguna dimensión adicional a la realidad, más allá de las tres habituales. Lucas es el anti-lugar común. Es un provocador, digo yo siguiendo a Tenembaum, baluarte indiscutible del lugar común. Raro que haya afinidad entre ellos.

Decía que Lucas escribió ese posteo, en el que comentó algo sobre la ley de medios y el plan de adecuación que presentó Clarín. Trajo a colación un estudio de Juan José Sebrelli sobre los Anchorena, de la década del 60, en el que aparentemente (desconozco ese trabajo) las sucesivas sucesiones post-mortem, las herencias y subdivisiones consiguientes, y los matrimonios (a los que se habrán agregado los divorcios a partir de los 80) incidieron de manera decisiva en la desconfiguración de un patrimonio familiar altamente concentrado.
A propósito de esto, puede seguramente establecerse un paralelo entre esta sucesión de eventos familiares y económicos, y lo que ocurrió en general con la oligarquía terrateniente desde Roca a nuestros días. Y hasta las conclusiones previsibles serían bastante compatibles con los datos que se manejan en la actualidad, que dan cuenta de una tenencia de la tierra no tan concentrada.
Es más, hoy por hoy, suele leerse estudios según los cuales, la novedosa forma organizativa surgida de los fideicomisos y los pooles de siembra dieron como resultado un grado de concentración mayor de la producción en ciertas regiones productivas, vía la conjunción de arrendamientos con capacidad de incorporación tecnológica revolucionaria en materia de productividad, que de la tradicional concentración de la propiedad.

En este sentido, el paralelo que a su vez traza Lucas con el plan de adecuación a la ley de medios de Clarín (y también de Vila-Manzano, por nombrar otro grupo empresario) es muy fecundo.
En un principio, la división en distintas unidades de negocios cuya titularidad sería asumida por familiares, allegados o ex-socios puede parecer una burla. El cacofónico AFSCA, sin embargo, ya en varias ocasiones remarcó la licitud de la operación. Y volvió a hacerlo en el caso de Clarín, lo cual es por lo menos auspicioso en materia de imparcialidad de la autoridad de aplicación, respecto de la disputa entre grupos económicos competidores. AFSCA no está para terciar en esa disputa de negocios, que en muchos aspectos también es lícita.

Sin embargo, no hay que perder de vista que la misión fundamental de una legislación anti-monopólica es justamente la de promover la división funcional de las distintas unidades de negocios, impedir el abarcamiento por una misma unidad de un negocio tanto en forma vertical como horizontal.
Y en ese sentido, el apellido del nuevo titular es un dato secundario (no prescindible, pero sí secundario).
Tengo además la idea de que la figura del "testaferro" es en algún punto límite inasible para cualquier accionar jurídico. Las conciencias son insondables.

Pero se me hace además que despotricar contra la proliferación de testaferros en medio de un proceso de separación de una sola organización en 6 unidades distintas, equivale al pecado de análisis político original de creer en la continuidad de los "ismos" creados a los fines literarios más allá de la supervivencia política de sus líderes. Para decirlo con ejemplos: Urribarri podrá ser el candidato kirchnerista para 2015. Pero en caso de ganar, al día siguiente se hace Urribarrista, del mismo modo que Néstor fue el candidato duhaldista en 2003.

Quiero decir que volviendo a lo que Lucas menciona sobre el estudio de Sebrelli, si bien no es serio creer que todo se reduce a ello, tampoco es recomendable subestimar el hecho de que la separación de unidades de negocios distintas en distintas estructuras organizativas pone un punto de inicio de menor concentración para que la dinámica misma de la economía opere las habituales fusiones, separaciones, absorciones, crecimientos, decrecimientos, liquidaciones, etc.

Y esto nos lleva a un corolario que es ignorado aparentemente. Las leyes antimonopólicas no pueden aspirar a crear situaciones estáticas.
La dinámica de la economía capitalista que antes mencionábamos tiene un sesgo marcado hacia el agrupamiento de intereses y la concentración de capital y la convergencia tecnológica. Cabalgar ese proceso, para permitir algunas de esas pulsiones, pero impidiendo otras exige una tarea de fiscalización constante, y una predisposición permanente a operar en el centro de un huracán conformado por fuerzas que se atraen mucho: el crecimiento y la concentración.

11 comentarios:

Udi dijo...

Mi estimado Mariano, una voz clara en medio de tanta cacofonía, para usar su bonita, aunque algo demodeé, expresión.
Para cuestionar al capitalismo hay que saber primero como funciona, y la lectura de sus posts no es un mal comienzo, postulo, para esta comprensión, tan imprescindible como elusiva.
Un abrazo

Pablo D dijo...

Que Clarín esté a Derecho, hoy en cuanto a la ley de medios esto es así, es de hecho revolucionario. Es una locura demencial que esto deba ser considerado revolucionario, pero así es. El resto, se verá. Estamos en condiciones altamente mejor que antes del fallo, en ese sentido. Este post lo pone en claro.

Unknown dijo...

Te agrego otro elemento: si, por ejemplo, Polka vendiese sus productos a los seis canales de distintos dueños, la situación, en cuanto a tiras, sería la misma que con un dueño de las 6 unidades de negocios.
Voy a que, en cuanto a los medios de comunicación, y más los grupos concentrados, la separación, aún cuando sean por ejemplo hermanos y no los de Doctor Ahorro, produce inevitables reacomodamientos. El Clarín único, de voz única a su interior y regido como un ejército, existe nomás que en la imaginación de los simióticos. No es que Clarín sea bueno o malo, sino que las grandes unidades de negocios intelectuales, inevitablemente tienen matices internos.
Funciona, más o menos como la UBA: parece muy plural pero en realidad a la corporación UBA la defienden todos como equivalente a la educación, la libertad de expresión o de cátedra, la vida de los osos pandas y la comida de Lazzie.

Norberto dijo...

Yo no estaría tan seguro que todos acepten una guerra declarada, y el Mariscal Magnetto cree que no hay otro final que su victoria, por eso el desconcierto y la rabia a pesar de conocer el fallo desde antes y presionar para que no salga antes de las elecciones.
Otra cosa son las ofertas que no se pueden rechazar, no es lo mismo un monstruo que una parte supuestamente independiente, aunque ilegalmente conectada, quien sea cabeza puede desconocer sus ataduras y vender, restando fortaleza, cosa hoy imposible, además de que en cualquier momento podés ir por la convergencia tecnológica, que extrañamente sacó a la luz hoy Milman, el ex diputado GEN, que es un golpe mortal para la facturación de Cablevisión dado que la señal puede ir por la red telefónica, pero también por la eléctrica.
Nunca menos y abrazos

Musgrave dijo...

Hay una posible carta en la manga del Estado para evitar que las nuevas 6 cabezas se comporten como una sola. no tengo totalmente resuelto si puede aplicarse a este caso, pero la normativa de precios de transferencia dice que si dos empresas legalmente independientes, tienen una relación comercial que explica más del 40% de las ventas o de las compras de una de ellas, se les da un tratamiento de mismo grupo económico.

Eduardo dijo...

Mas alla del comportamiento de las 6 entidades posibles post Grupo Clarin y de las ganancias de esos posibles grupos, donde esta la gran cambio en lo que respecta a la sociedad y a los medios de comunicacion?
OK, se divide Clarin en 6 y ahora que pasa?

La Ley de Medios es la ley intrascendente mas discutida de la historia de la Argentina.

Mariano Grimoldi dijo...

Nada que sea intrascendente es discutido.
Para mí es una ley puramente económica. De ordenamiento de un negocio. O varios.
Incide sobre los alcances del derecho de propiedad, sobre sus límites, sobre la renta empresaria y la disponibilidad sobre la misma, sobre la participación del estado en la delimitación de la expansión de ciertos negocios y en la determinación de cuotas de mercado.
Y por eso tal vez despierta tantas discusiones intrascendentes. Porque las discusiones intrascendentes sirven para esconder intereses vergonzantes.

Eduardo dijo...

Somos Hong Kong o algún país ultraliberal?
No. Somos un país con montón de regulaciones estatales en diversos rubros económicos del país.
Que se discute si regular un poco mas o un poco menos? Por supuesto. Como en cualquier lugar del planeta.

Pero no esta en el país la discusión la capacidad del Estado en intervenir la economía per se.

Y con respecto a las discusiones intrascendentes, no fue precisamente la oposición quien la saco, sino todo el universo cultural del kirchnerismo. Que hizo de esta ley, una cosa epica e historica al pedo.

Norberto dijo...

No es al pedo discutir el monopolio y la mediación de la palabra, que es eso lo que estamos discutiendo, cuando ves una noticia, estas viendo el punto de vista y recorte de la realidad de quien emite, por eso la multiplicidad de voces emisoras es lo importante, tanto que ni 360, ni cn23 ni Telesur integran la grilla de Cablevisión, ¿por que crees que es?
Nunca menos y abrazos

Mariano Grimoldi dijo...

Eduardo: digamos que la oposición tampoco se sintió muy incómoda en el planteo de defensa irrestricta de la libertad de expresión en contra del ataque que la feroz dictadura kirchnerista no deja de emprender contra ella desde hace 10 años. No se sintieron incómodos tampoco convirtiendo este tópico en eje de debates institucionales (en el congreso, en el poder juficial), públicos (participando de todas las discusiones que cierto sector de la prensa desató en los mismos medios de comunicación) y hasta planteándolo en foros internacionales de modo payasesco en algunos casos, como la serie de cartas a embajadas extranjeras remitidas por la diputada Elisa Carrió.
En fin, ese es el inevitable relato desde el cual se difunde la opinión sobre la necesidad o no de reformar una ley (que la verdad es que estaba obsoleta, y que tenía un montón de decretos y resoluciones que la violentaban o complementaban, en virtud de que la ley misma hablaba de una realidad ya inexistente). Y digamos que era inevitable también que se disparara una fuerte discusión en este sentido.
Porque en definitiva fue el proyecto de ley más discutido y de conformación más participativa de la historia argentina. Había una historia de reclamos sobre esta ley que confluyeron en este momento y que le dieron fuerza simbólica y política a la misma.
Yo no me creo mucho lo de la "democratización del discurso", que depende más de climas políticos y voluntades colectivas que de leyes. Pero también creo que sin eso, el proyecto de ley probablemente naufragara. Son mecanismos de interpelación de la sociedad. Y esos procesos de debate y discusiones al pedo, si querés, son los momentos políticamente más ricos a los que puede aspirar una democracia participativa. De manera tal que a mí no me molesta que pasen esas cosas, no me parece mal que se "pierda tiempo" discutiendo si hay que legalizar la marihuana o si los homosexuales se pueden casar. Más allá de que lo que a mí me importa y me parece más sustancial de esas modificaciones superestructurales son las condiciones de ordenamiento jurídico que provocan en el ámbito de la distribución de bienes y en el control de la producción. Pero bueno, es así.
Borges sostenía que los mejores países donde vivir eran aquellos en que el gobierno se ejercía en las sombras administrativas de unas dependencias estatales acerca de las cuales la amplia mayoría de la sociedad desconocía su funcionamiento.
Bueno, yo estoy en las antípodas de ese pensamiento. Prefiero el bullicio de las peleas acaloradas, aunque sean al pedo.
Son gustos.
Saludos

pam1974argentina dijo...

me parece muy importante la sancion de la ley y su constitucionalidad, incluso quizas esta sea mas importante en lo venidero que en lo pasado.

como se conformaran dentro de 10 años los medios? dentro de 20?

es hacia el futuro que se legisla tambien, digo en referencia al planteo de eduardo.