lunes, 31 de octubre de 2011

Los "desafíos" de la "nueva economía"


Está de moda hablar de los "desafíos" de la "nueva economía".
Con aires de cambio de época, los analistas intentan dejar la sensación de que se vienen "grandes" cambios, para afrontar "grandes" problemas.

Por el otro costado,  los fanáticos de la "profundización del modelo" se cierran ante lo que entienden que son maniobras para convencer al gobierno de que abandone el "rumbo" y permita restaurar los principios de la denostada "ortodoxia".

Acostumbrados como estamos a gambetear el esquematismo, en este humilde (humilde) blog, nos permitimos hacer alarde de nuestro gusto por la (pseudo)complejidad, e intentamos, con más irreverencia que conocimiento plantear las cosas de un modo distinto.

El problema central que le encontramos a la economía argentina (porque la economía siempre tiene problemas, en todos los países del mundo, aún creciendo a tasas chinas y la mar en coche) es el patrón de acumulación.
Una estructura productiva fracturada, en la cual conviven actividades muy competitivas, insertadas al circuito global de circulación de bienes, recursos y utilidades, y otras, consideradas "estratégicas" tal vez en los planes de largo plazo (que existen, señores del diario La Nación), pero que no consiguen despegar, al nivel necesario para complejizar la producción, por no encontrar parámetros adecuados de competitividad.

Entonces, la primera cuestión para observar es la cambiaria. Sobre algunas actividades que gozan del diferencial de competitividad señalado se han operado algunas medidas que les diferencian el tipo de cambio y que le ponen techo a la rentabilidad extraordinaria que se derivaría de la situación de usufructuar un tipo de cambio más alto que el necesario para ser competitivas a nivel global.
El caso de la producción agrícola es emblemático. También el petroleo y derivados entran en este grupo.
Después discutimos si las medidas en cuestión son del todo eficientes, o si se las puede mejorar.

Hay otras actividades que han gozado de privilegios exagerados. Y sobre ellos (los privilegios) se puede operar. Acero, aluminio, por ejemplo, y piezas de esos materiales que son utilizadas como insumos de producción de otras actividades de más valor agregado, y que incluso cuentan con capacidad de actuar sobre los precios de la economía en general.
La minería es otra actividad cuyo patrón de acumulación habría que revisar.

El otro sector es el financiero, que no solamente tiene grandes márgenes de rentabilidad al operar ligado al tramo competitivo y globalizado de la economía argentina, sino que consigue usufructuar a través de entidades de microcrédito las tasas usurarias que se les cobran a quienes no tienen acceso al mercado formal, digamos. Manolo suele abundar en explicaciones sobre este tramo del mercado, ligado al negreo.
Ahí sí la gestión del BCRA tiene la posibilidad de mostrarse diferente a sus antecesores (más allá de la promesa de reforma de la ley de entidades financieras).

Como todo tiene que ver con todo, además, existe un correlato de esta situación en el ámbito laboral, el de la clase trabajadora.
Hay trabajadores, que cobran 12 lucas por mes, y otros que cobran 2. Todos asalariados, bajo convenio. Algunos pagan Ganancias, y otros no llegan a pagar la canasta básica.

En este panorama, lo mejor sería, nos parece humildemente (humildemente), encontrar la forma de atacar esta situación, buscando mecanismos para absorber las rentabilidades extraordinarias de esas actividades, para garantizar un tipo de cambio adecuado para que ganen competitividad las actividades que aportan mayor complejidad productiva.

Pero en cuanto a la gestión de la macroeconomía, a lo mejor llegó la hora de no salirnos demasiado del carril de la ortodoxia.
Digamos: poner un poco de disciplina fiscal, haciendo hincapié en la reducción real de los subsidios; no tener ataques de inyección de liquidez y manejar con discreción el crecimiento de los agregados monetarios; seguir administrando el tipo de cambio al alza, dentro de lo posible; no rasgarnos las vestiduras si como última instancia y para garantizar el programa financiero del año entrante es necesario salir a tomar deuda.

A lo mejor se podría evaluar la posibilidad de meterles un bono compulsivo a los bancos para tomar la guita que tienen inmovilizada como encajes voluntarios; no tocaría el mínimo de ganancias, y hasta evaluaría la posibilidad de restaurar alguna tablita progresiva.
Y meter la cuchara recaudatoria en algunos terrenos no explorados (el régimen minero hay que evaluar la posibilidad de corregirlo, la exportación de tubos sin costura, o láminas de acero, etc.).

En fin, algunas ideas desordenadas.
Pero con la convicción más general de que la "heterodoxia", por la heterodoxia misma no tiene mucho sentido.
Hay que hacer el esfuerzo de pensar.

5 comentarios:

Tito Rosé dijo...

Hay que subsidiar la demanda de transportes y servicios basicos, no la oferta (por mas que el grueso de los subsidios vaya a sectores que lo necesitan) es una señal política util y que permite redireccionar la inversión de lo que se recupere.

desparejo dijo...

Pregunta sobre el anteúltimo párrafo. No hay manera de poner a producir esa plata que está en plazos fijos, pero no a través de los bancos? Sé que puede ser un quilombo por partida doble. Por un lado porque los bancos no te van decir que eso los pone contentos. Y segundo, que los ahorristas no van a poner a producir esa plata así nomás. Pero, un bono compulsivo tampoco es que les cope demasiado a los bancos, aunque es cierto que toca a uno seolo de estos problemas que mencionaba y es una ventaja. No tengo idea de cómo se podría generar incentivos en este sentido, pero no puede ser que los mismos bancos que se la llevaron en el 2001 hoy tengan más credibilidad en cuanto a inversión que un proyecto de inversión productiva impulsado por el estado. Se me había ocurrido alguna vez que se podría hacer a nivel municipal. Que el municipio captara esos ahorros de alguna forma para emprender algo y promover la inversión de sus habitantes. Pero qué sé yo, no sé. Es que es mucha plata parada y no estaría mal ponerla a laburar. Saludos

guaio dijo...

¿Sigue existiendo el tope en el "impuesto al cheque"? ¿Cuanto es? Si todavia existe, ¿es posible eliminarlo para bajar la alicuota y lo paguen mas los que mueven mucha guita?

wal dijo...

Humildemente me parece que hay una contradiccion entre medios y fines. Postulas metas que disminuyan la desigualdad estructural de toda sociedad capitalista con medidas ortodoxas pro mercado que acentuan esa desigualdad.
El gobierno tiene que encontrar los mecanismos para transformar esa energia potencial de los votos en medidas economicas que reduzcan la brecha distributiva, pero no creo que sea con mas mercado sino con mas estado.
De lo que dudo a la luz de la experiencia de la 125 es si ese 54% realmente apoyara esa ofensiva o primaran los reflejos condicionados de 30 años de machaqueo ideologico liberal.

Wal

Mariano dijo...

Wal: justamente, el planteo es que el problema radica en el patrón de acumulación. Si no lo corregís, contradecir la ortodoxia para lo único que sirve es para confirmar que la existencia de desequilibrios macroeconómicos genera problemas.
La dicotomía Estado-Mercado para este caso no se aplica.
Cuál es el carácter pro-Estado de inyectar liquidez para que los bancos y las grandes empresas cuenten con guita suficiente como para desestabilizarte el mercado cambiario?
Cuál es el carácter pro-Estado de mantener planas las tarifas de la clase media y alta, si esa plata en lugar de ir a consumo interno se usa para comprar dólares o veranear en Brasil?

Fijate, además, que justamente poner la maquinaria estatal a resolver el problema distributivo estructural es una actitud mucho menos amigable para con el mercado que emitir guita para mantener bajas las tasas de interés, y permitir que las entidades financieras de microcrédito tomen fondos al 15% anual y los coloquen (a gente que no califica para crédito bancario) al 20% MENSUAL!!!

Esas son las cosas que creo que hay que replantear, porque nos podemos engañar por falsos debates.
Un abrazo.