jueves, 21 de octubre de 2010

Teoría del Estado

Pasó más de un día desde el asesinato de Mariano Ferreryra. Prudencia o cobardía, a veces es mejor callar.
Algunas voces oficialistas lo confirman. En la tele, alguien intenta vincular desesperadamente a Pedraza con Duhalde, a través de un video en el que un militante del PO dice que una vez en no sé qué estación estaba la barra de Banfield queriéndolos disuadir.

No sería tan grave, sino fuera porque algún que otro funcionario replicó el argumento. Que, por un camino absurdo, conduce a un dato irrelevante.

El hecho político es que algunos tipos demuestran cuál es el poder de daño que tienen. Un pelotudo, o un hijo de puta, o una combinación potenciada de ambas cosas, puede torcer la historia en un segundo.

El Gobierno, nos pese cuanto nos pese, es hoy, el partido del orden. Nada es más contrario a sus intereses que el caos. Y no puede permitir que una combinación potenciada de pelotudo e hijo de puta (aliado o enemigo, da igual) tuerza la historia en un segundo.