jueves, 5 de septiembre de 2013

Uso de tecnología en el futbol

Las históricas fallas de los árbitros siempre son disparadores para que se vuelva a pensar en la innovación, con el fin de corregir lo que es un elemento constitutivo no solo del futbol sino de cualquier actividad humana: la disparidad de criterios. 
Es que en este caso específico hay una continua confusión de términos.

Vamos por partes: ayer en el programa Duro de Domar, con la presencia como invitado de Horacio Elizondo, se trató el tema. Y Julia Mengolini citó una idea de Tomás respecto de la incorporación de tecnología visual al futbol para mejorar la tarea de los referees. 
Dice Tomás (según Mengolini) que el futbol es un deporte superprofesional pero que requiere de pocos elementos técnicos para ser adoptado por cualquier grupo de personas con vocación lúdica, que no tienen necesidad de incorporar para llevar a cabo su práctica ningún elemento demasiado sofisticado en cuanto a tecnología. Y que los agregados de elementos de ese tipo en la práctica profesional del mismo atentarían contra ese factor diferenciador del que goza el futbol y que es lo que supuestamente determina su popularidad.
Es una idea muy atractiva e interesante. Y probablemente por ese mismo motivo lamentablemente no coincido para nada con ella.
Y no justamente por el cinismo de que el futbol es un negocio millonario y toda esa sarta de lugares comunes. Sino porque me parece que no es así.

El futbol, hoy y desde que existe como práctica profesional o al menos formal cuenta con variados agregados tecnológicos que, siguiendo la idea mencionada, lo alejarían de su práctica meramente lúdica. El más significativo de estos elementos son los arcos. Tres caños de hierro, dispuestos en forma de arco justamente, con una red suspendida desde la parte superior hasta el piso con cierto grado de tirantez, etc. 

Sin embargo, puede prescindirse tranquilamente de este elemento constitutivo esencial del futbol, siempre y cuando se lo pueda sustituir por algún otro conjunto que cumpla la función de meta. Por ejemplo, el espacio que queda entre la pared de la casa y el árbol de la vereda.
Poner dos buzos estrujados en el piso a distancia de unos 5 o 6 pasos, formando entre sí una línea imaginaria es el mecanismo más elegido para la sustitución del arco en las plazas. 
Y las discusiones que conlleva la dilucidación de si la pelota pasó por encima del buzo (cuya prolongación imaginaria sería el palo mismo) o si pasó por la zona interior para determinar si fue gol o saque de arco son condimentos levemente discordantes, pero que no alcanzan a generar malestar suficiente como para hacer desistir de la práctica informal del futbol. Digamos: si hay arcos, mejor. Pero si no hay los improvisamos y listo. Jugar, se juega.
Y nada haría presumir, seriamente, que un grupo de chicos dejaran de jugarse un picadito por la desilusión de descubrir que carecen de telebim. 

Pero yendo al punto de la cuestión.
Una cosa son los fallos que refieren estrictamente al campo de lo fáctico, como por ejemplo, definir si una pelota pasó la línea de gol, o la línea de fondo para determinar si hay que cobrar gol, o dejar seguir el juego (bueno, no, imposible dejar seguir; pensemos en esa modificación que introduciría la tecnología en el fútbol, cuántas veces deberíamos reanudar el juego mediante un "pique"?). En esos casos todos los que componemos de alguna forma el espectáculo deportivo (jugadores, técnicos, espectadores) podemos someternos al acuerdo fiduciario de que le vamos a creer a una especie de distorsión de las imágenes como el "ojo de halcón" que usa el tenis, que ciertamente, requiere de que todo el mundo le tenga mucha fe y nadie empiece con las suspicacias respecto del cuadro del que es hincha el enano que está adentro de la máquina que hace esas "repeticiones-simulaciones".Se soluciona fácil: con la imagen cruda.
Pero bueno, salvando este requisito de acuerdo fiduciario (es decir, que tengamos fe en la generación de la imagen, en la no distorsión) en esos casos específicos la tecnología visual puede salvar algunas fallas de los árbitros.
El orsai es un tema un poco más complejo. Pero en el caso puntual en que haya que decidir simplemente posición adelantada, independientemente de la influencia, de quién hizo el pase, si es pasivo, si es pase atrás de un defensor, etc. también podría usarse. Es más difuso, igual, porque en el orsai ya aparecen componentes interpretativos subjetivos (tiene el pie un poco más adelantado, pero la rodilla del rival está más atrás, etc.), pero si no nos ponemos quisquillosos le podemos sacar el jugo también al uso de la tecnología.

Ahora, hay casos que son muy de interpretación. Y no hablo de la casualidad o intencionalidad de una mano o el adelantamiento de un arquero en un penal, que ya son excesivamente subjetivos y vulnerables a la sensibilidad de la interpretación personal. Sino de cosas más sencillas.
Por ejemplo, el penal famoso que le dieron a San Lorenzo contra River. Está bien cobrado o no?
Para que sea penal se tienen que dar una serie de condiciones y hechos: espacialmente, los jugadores involucrados en la acción tienen que estar adentro del área (lo estaban incuestionablemente), y el jugador que defiende en esa área tiene que promover (intencionalmente o no) un contacto físico con su rival lo suficientemente importante como para impedirle el normal desarrollo de la acción que se proponía.
Bueno, trasladando estas disposiciones a la jugada en cuestión, nos encontramos con que podemos discutir 28 días consecutivos sin llegar a ningún acuerdo sobre si esa acción debía sancionarse como penal o no (yo, igual que Elizondo, creo que sí, pero hay tantas opiniones distintas).

De modo que la tecnología en esos casos, no eliminaría las suspicacias, y hasta en algunas situaciones podría caldear ánimos (más todavía) o condicionar comportamientos y fallos posteriores (más que en la actualidad, también).
Pero en cualquier caso, el uso de la tecnología tiene que ser privativo del árbitro, una ayuda a él, para que aplique mejor su interpretación, su subjetiva visión de los hechos, su arbitrariedad.
No puede romperse digamos ese contrato tácito según el cual nuestras visiones particulares están subordinadas a la única visión válida a los fines reglamentarios que es la del referee.
Si se incumple este vínculo, el uso de la tecnología es inviable.

4 comentarios:

chacall dijo...

En el Rugby el árbitro puede consultarle a un cuarto árbitro, que se denomina TMO y que tiene un televisor, por determinada situación puntual. Por ejemplo, no debería preguntar si fue penal, sino, si al árbitro le quedó la duda si lo cruzo de atrás o no, le debe preguntar si le cruzo el pie o el brazo y ayudarse a formar un criterio como lo decís en el último párrafo.

Antes en el rugby solo se podía usar para ver si un try era try hoy le sumaron que se puede usar para revisar acciones de indisciplina.

Una cuestión más, al igual que en el futbol el reloj no se para si la pelota no está en juego por motivos del partido (si se forma un scrum o se va la pelota afuera), pero si se para si entra un médico o si el árbitro consulta al TMO. No lo veo muy complicado, salvo que para la televisión podrían ser unos 10 a 15 minutos más por partido y habría que espaciarlos un poquito más.

Del resto, a mi modo de ver, no se si es tan importante.

saludos.

daniel z dijo...

Me parece que,en principio,estaria bien adoptar tecnologia para determinar 1)si la pelota traspuso la linea de gol y 2)si hubo offside en una jugada que haya terminado con la pelota dentro del arco.Añadir cualquier otra circunstancia (Penales,foules,etc.)convertiria cada partido en un evento insoportable.De hecho las dos instancias que menciono son mas bien inusuales,sobre todo la primera.Si bien el usuario deberia ser el arbitro podria concederse a cada equipo la posibilidad de pedir revision,como en el tenis,en numero limitado de oportunidades,pongamos 2 por partido.A la vez habria que imponer una norma de reclamo cero o casi,a lo sumo la posibilidad de reclamo estaria circunscripta al capitan,cualquier otro jugador que lo haga ,aun educadamente,seria sancionado con amonestacion o,si cabe,expulsion.

Udi dijo...

Penal bien pateado es gol, y a otra cosa.
Si el arquero lo atajó es porque estuvo mal pateado. Hubieran hecho más goles y no había discusión.
La única incorporación tecnológica que precisa el fóbal es agrandar los arcos.
Partidos de 11 a 7 necesitamos, y nada más.
Un abrazo, Mariano

Ricardo dijo...

Los réfers (junto a la propia impericia) le costaron ya 7 puntos a River. Aún así estoy en contra de sumar tecnología al fútbol. El réfer ya cuenta con intercomunicador para charlar con los asistentes. Suficiente. Lo demás se basa en el contrato social del fulbo (?): hoy me toca putear a mí y mañana a vos.

Saludos.