martes, 23 de agosto de 2011

Algunas particularidades de la post-devaluación


En un breve artículo en su blog, con expresivo título: "No hay un festival consumista", el economista Lucas Llach intenta desmitificar la idea de que el período post-devaluatorio haya traído una más equilibrada distribución funcional del ingreso en relación a la que había en la convertibilidad.

Textual:
“Con Menem el consumo era mayor como % del PBI. Es que la distribución del ingreso entre trabajadores y empresarios/rentistas/terratenientes era mejor.(...)Después vino El Modelo de la devaluación. Se recortaron de un gran tijeretazo los salarios reales. En comparación con la productividad, los salarios fueron siempre mucho más bajos que en los 90s. Esto fue bueno para la macroeconomía: las empresas fueron más competitivas, la economía creció y por lo tanto pudieron recuperarse los salarios reales, aunque siempre con una distribución del ingreso peor. (...)"
Hay una parte de realidad en lo que dice Llach. Y me dispara una serie de reflexiones, aunque reconozco que con poco basamento "científico".

En principio, podemos periodizar la etapa posterior a la convertibilidad. En dos.

El primero, entre 2002 y 2007, donde el recorte abrupto en el poder de compra de los salarios por la mega-devaluación (no sólo atribuible a la decisión política de Duhalde, sino principalmente, a la depresión en que había caído la economía argentina con el fracaso de la convertibilidad) fue una realidad y provocó efectos en algún caso positivo, como la rápida recuperación de la economía. No sólo salarios destruyó la devaluación. También sinceró la reducción de activos y la pérdida de riqueza a la que nos había conducido la convertibilidad (parcialmente disimulada, hasta entonces, por la sobreapreciación cambiaria). Y licuó deuda.

El segundo, donde la ocupación de capacidad instalada que había quedado en desuso en la gran recesión ya está completa, la reducción del desempleo se vuelve más lenta, la competitividad por bajos costos ya no hace grandes diferencias a favor de la producción local, pero con salarios totalmente recuperados (y aún en mejores condiciones) en relación al período de convertibilidad.

Esta recuperación, sin embargo, no implica que la situación haya vuelto a ser igual que en la convertibilidad (o mejor dicho al momento previo al ingreso en la recesión final, es decir, 1997).

El nivel de empleo, la competitividad de la producción, y el perfil productivo adquirido por el país en uno y otro contexto son los elementos que marcan las diferencias.

Existe una buena porción de los asalariados que efectivamente han visto disminuir drásticamente sus ingresos reales en el período post-devaluatorio. Son cuadros medios, profesionales, personal administrativo, trabajadores de las áreas de marketing, recursos humanos, publicidad, del sector bancario, y del área de los servicios en general, empleados de las privatizadas; que mayoritariamente (sino totalmente) se encuentran en vínculo laboral mediante contrato de trabajo, sin protección de ningún convenio colectivo. Son culturalmente (no sólo económicamente hablando) de clase media, y, a pesar de la recuperación del nivel salarial a la situación pre-devaluación, es posible que todavía no hayan alcanzado (en paridad de poder adquisitivo) los niveles reales de ingreso de la década convertible.
Podemos incluir en este gran grupo a quienes comenzaron a participar del capital de la empresa (cobrando con acciones muy rendidoras los bonus o los retiros voluntarios). Parte también del sector rentístico.

Entonces, lo que evidentemente ocurrió en el tránsito de un "modelo" a otro, es un cambio en la distribución del ingreso al interior del sector asalariado.
Así es cómo, de la mano de un aumento real en la tasa de plusvalía (aunque sin corregir por impuestos y transferencias, lo cual podría modificar la situación aparente), se genera la inédita situación de que los trabajadores de fábrica, en el sector secundario, ganen (a veces sustancialmente) más que sus pares "administrativos" (que son los "fuera de convenio" que, como dijimos antes, forman parte del grupo de grandes beneficiarios, al interior de la clase trabajadora, del modelo de la convertibilidad y que no han visto recomponer sus salarios al nivel en que lo han visto crecer los "convencionados").

Los detalles inéditos se multiplican en la vida cotidiana. Personal jerárquico fuera de convenio que se queja de que sus subordinados ganan más que ellos, trabajadores del sector industrial que se desplazan en vehículo particular a sus lugares de trabajo, obreros de maestranza y limpieza que conocen Mar del Plata a los 40 y pico de años.

La recuperación, entonces, de los niveles de ingreso verificados en el último "buen" año de la convertibilidad nos traen a una situación en la que el desempleo viene con tendencia a la baja, la diversificación en el sector secundario es mayor, los salarios de ese sector son mucho mejores, hay mejor productividad y los niveles de consumo, si bien son menores como porcentaje del PBI alcanzan a sectores de la población que antes lo tenían vedado.

7 comentarios:

made atom dijo...

Peronismo Explícito.


Abrazo!!!

wal dijo...

A la queja de algunos profesionales conocidos sobre lo "poco" que ganan en comparacion con el barrendero o el camionero, les contesto que no se quejen y que se sindicalicen y se alejen de esa impronta individualista que les dejo la decada neoliberal.
Son el material en el que abrevan los opocratas fogonedo por los medios de comunicacion dominantes.
Como de costumbre, excelente y clarisimo post, mMriano.

Wal

Mariano dijo...

Hay varias experiencias de "fuera de convenio" que se están sindicalizando, Wal.

Gracias a los dos.
Abrazos.

Eduardo dijo...

Eso de que el personal jerarquico gana menos, es mas un mito que una realidad. Casos excepcionales no hacen la regla.
Fuera del mundo industrial, sindicalizarse no es tan facil, por no decir, en muchos lugares, imposible. (Ejemplo: el rubro del software suele pagar excelentes salarios, pero gran parte de lo que se desarrolla es para el exterior. Una cultura sindical ahi, no haria otra cosa que espantar clientes).
El rubro servicios sigue siendo en la Argentina (y en gran parte del mundo), la principal rama de la economia de un pais.
Si el modelo economico actual se basa en mejorar el salario industrial, es un modelo economico me parece un poco excluyente.

Anónimo dijo...

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