Una que me sale bien e igual me la critican? |
La Argentina negoció saldar las sentencias que el CIADI les había otorgado a 5 empresas ignotas (si digo Azurix, Blue Ridge, alguien sabe de qué corno estoy hablando? Bueno, esos fondos de inversión durante la convertibilidad invirtieron en acciones de empresas de servicios públicos privatizadas y según el tribunal del Banco Mundial se vieron perjudicadas por la devaluación de 2002; raro que no les hayan cargado las acreencias a la cuenta de "los mercados"; ¿o no eran "los mercados" los que decidieron la devaluación?).
Esta decisión de otorgar Bonar X y BODEN 15 a estos buitres menores por una parte de lo que el CIADI considera que se les debía dar y con compromiso de reinversión de una parte de las utilidades obtenidas por la tenencia de estos bonos destrabó automáticamente el flujo de créditos que habitual y regularmente otorga el Banco Mundial a países de todo el mundo (incluído Argentina hasta hace 2 años), lo cual demuestra que la actitud del BM de cortar dicho flujo era un apriete liso y llano pàra que Argentina acatara la decisión del tribunal al cual le cedió su soberanía jurídica cuando se sumó al régimen de protección de inversiones (en la convertibilidad, y nunca se modificó, aunque estos diferendos remiten a la convertibilidad por lo cual si ahora Argentina renunciara al CIADI igualmente se vería invitado educadamente, o sea a través de obturación de líneas de crédito, a pagar lo dispuesto en estas sentencias).
Estos hechos despertaron algunos posteos recomendables por parte de Abel y El Bosnio.
Yo respeto el planteo y las dudas que ellos señalan, pero quiero agregar algunas cositas.
Primero, lo dicho. La vuelta a los mercados consiste en retomar un flujo de ingreso de divisas que entre 2002 y 2011 funcionó con normalidad, y que sigue funcionando en el caso del BID.
Segundo, independientemente de si las tasas son fijas o variables (tal es la duda que VictorLustig plantea en un comentario) al tratarse de programas especiales, la refinanciación de estos créditos no se hace a tasas de mercado. Las condiciones son mucho más flexibles. Lo cual minimiza el riesgo de que por estos créditos la deuda sufra incrementos de impagabilidad. De hecho, estas líneas y las del BID no se cortaron ni aún con el default de 2001.
En este caso en particular, yo sacaría del medio la cuestión fiscal. Porque no es esa la preocupación principal.
El flujo de créditos de organismos internacionales es un aporte de divisas al país (y una promesa a futuro de egreso de divisas, compensado con un ingreso de nuevas líneas de crédito porque la necesidad de mejorar la infraestructura es ilimitada y creciente en el tiempo). Ahí radica la importancia. Más allá de los aportes para el crecimiento que el buen uso de estos créditos pueda significar (de ejecución celosamente monitoreada por el organismo que los otorga, lo cual supone un cierto curro en el que no queremos meternos ahora, pero que hace que el BM funcione casi como un empleador de burócratas y todas sus líneas de crédito tengan como función esencial mantener este status), el elemento más valioso que tienen hoy es que promueven un ingreso de divisas.
Entonces, podemos ejercitar en algo a lo que nos invita El Bosnio. ¿Qué restricciones de egreso de divisas estamos evitando al endeudarnos con el BM?
La verdad es que los márgenes son escasos. Y además de evitar que continúe la sangría turística poniendo un tipo de cambio especial más alto para este concepto, mucho más por hacer no hay.
Tenemos un problema complejo en el corto plazo (que puede volverse estructural): el nivel de vida y el nivel de actividad económica actual de los argentinos no se sustenta en las condiciones actuales de nuestro aparato productivo sin un flujo de egreso de divisas importante como el que tenemos en la actualidad.
Es casi un problema histórico para nuestra industria, exacerbado por la tendencia a la integración de los encadenamientos productivos globales, al que se suman un incremento en el consumo de combustibles no compensado por incrementos parejos de producción local, y expectativas de consumo asumidas como naturales por amplias capas de nuestra sociedad.
Con esto quiero decir que es casi imposible no restringir más alguna vía de egreso de divisas hoy por hoy (más allá de lo que se pueda operar con el dólar turístico) sin provocar como contrapartida algún riesgo de merma en los flujos de ingresos de divisas o de producción y trabajo local.
Por último, diría algo que es bastante poco visualizado.
La toma de crédito es efectivamente un ingreso de divisas pero que actúa como promesa de egreso futuro de divisas a la hora de tener que pagar el crédito obtenido. Eses es el elemento de nocividad de un crédito cualquiera.
Ahora bien, pasa lo mismo en realidad con cualquier inversión extranjera. Y esto no está tan claramente identificado como un riesgo. Sin embargo, la reversión del ciclo de expansión monetaria en EEUU podría generar procesos críticos en países emergentes que recibieron muchas inversiones en estos años. Y no por la cuestión fiscal.
Es decir, los ingresos de divisas computados en la cuenta financiera de la balanza de pagos, constituyen todos plata prestada a devolver. Sean créditos, sean inversiones.