sábado, 26 de mayo de 2018

Cambiemos y cómo el sector exportador fue reducido a la irrelevancia

El punto de partida

En diciembre de 2015 Cambiemos asumía el gobierno, Encontraba un estado que tenía un déficit fiscal considerable, que sin embargo servía para apuntalar un nivel de actividad interna bastante aceptable.
A la economía argentina le faltaban dólares, producto de la falta de acceso al financiamiento externo, y un exiguo superávit comercial que no lograba equilibrar la cuenta corriente, a pesar de los esfuerzos realizados por una irregular política de control de cambios y tipos de cambio diferenciales que hacía eclosión para la opinión pública en un par de hechos sobresalientes: intento de encarecer importaciones a través de trámites y regulaciones administrativas que dificultaban el ingreso de bienes, diferencia entre el tipo de cambio oficial y el paralelo (blue) que hacía pensar que el dólar oficial era "una ficción", en tanto tenían vedado el acceso al mismo a ese precio quienes compraban para ahorro o para hacer turismo en el exterior.

El plan malogrado

Desde su asunción, Cambiemos intentó "ordenar la economía", entendiendo por esto hacerla más atractiva (y también vulnerable) a los flujos de inversión financiera.
Centrándonos en la cuestión cambiaria, la idea fue volver a un  tipo de cambio único.
El plan constaría de dos etapas: una primera etapa de liberación del tipo de cambio que supondría una fuerte devaluación, a pesar de las declaraciones en contrario del entonces ministro de economía, Prat Gay, que decía que la economía argentina ya se regía al valor del dólar blue y no del oficial.
Después de eso sobrevendría una etapa de contracción monetaria y fiscal, altas tasas de interés, y control de la nominalidad de los ingresos para que el traspaso a precios lógico de todo proceso devaluatorio permitiera alcanzar un equilibrio en un nivel de precios más alto, que si se emparejaba con aumentos nominales de ingresos se espiralizaría en más inflación, cosa que se intentaría evitar (de manera infructuosa) pisando los ingresos.
Esta segunda etapa supondría una revaluación cambiaria, apalancada en principio con deuda, para que después, una vez que la rueda estuviera girando adecuadamente, se nutriera de los dólares que ingresarían por cuenta de capital para inversión, ya fuera de tipo financiero o para ampliar la capacidad productiva de determinados sectores: desarrollo inmobiliario e infraestructura de servicios, actividades extractivas (minería, petroleo, gas), energías renovables, complejo agrícola-ganadero.

Devaluación o revaluación

Es un clásico en la historia argentina la puja entre distintas facciones del capital, que tienen una impronta distinta en cuanto al aprovechamiento de las condiciones objetivas del proceso de reproducción del capital.
Están quienes obtienen réditos importantes con los periódicos reacomodamientos del tipo de cambio (devaluaciones): hablamos de los sectores ligados a la exportación de bienes (en general materias primas o productos con baja elaboración). Estos sectores se benefician de un tipo de cambio alto, dado que pueden cambiar los dólares que obtienen de sus ventas por mayor cantidad de pesos. El sostenimiento de un tipo de cambio alto les sería beneficioso, pero a su vez saben la dificultad que acarrea el hecho de que más allá de lo nominal, por traslado a precios, o incluso por crecimiento económico, la tendencia a la revaluación del tipo de cambio real es inevitable.
 Del otro lado, están quienes encuentran mayor rédito en los procesos de revaluación cambiaria, arbitrando con tasas de interés en pesos y tipo de cambio nominal casi fijo (capital financiero, bancos).
Estos sectores, más allá de las tensiones recurrentes, han sabido complementarse por etapas, dada la inevitabilidad estructural de los ciclos.
A una devaluación brusca sobreviene un proceso de reacomodamiento de precios y fijación del tipo de cambio vía tasas de interés que con el tiempo revalúa el tipo de cambio real, hasta que por restricción externa, es decir por aumento de la demanda de dólares sin que la oferta lo haga al mismo ritmo se genera nuevamente la tensión que sobreviene en una nueva devaluación.

La crisis subrepticia

A Cambiemos le explotó una de estas situaciones de un modo más o menos inesperado. De repente, la fuente que parecía inagotable de ingresos de dólares, o sea la toma de deuda, se mostró dramáticamente insuficiente para contener la toma de ganancias del sector financiero.
El trasfondo es que no existe el apuntalamiento necesario del ingreso de dólares para inversión que Cambiemos creyó en principio que lograría.
Contrariamente a lo que se podría suponer, esta crisis cambiaria no fue producto de la irrupción del "club de los devaluadores" en la escena. Fue una crisis puramente financiera. Los sectores exportadores no necesitaron retener sus dólares para no hacerlos ingresar al mercado. El esquema creado por las tasas de interés y la montaña de Lebacs creada por Sturzzeneger, más la toma de deuda a niveles estratosféricos, sumados a todos los incentivos para la toma de ganancias de corto plazo brindados a fondos comunes de inversión dejó a los dólares de los exportadores en una proporción demasiado baja dentro del mercado. Ya no mueven la aguja como antes.

Devaluar a instancias del FMI.

Lo que hay es un distanciamiento cada vez mayor entre los valores que se manejan en los mercados bursátiles y la capacidad productivo-exportadora de la economía argentina. Una burbuja inmensa, forzada por la política monetaria ortodoxa del BCRA, que hace que todos los dólares que ingresan al país sean rápidamente absorbidos por la dinámica del negocio financiero, y fugados casi sin mediaciones.
Ante el desconcierto, el gobierno recurrió rápidamente al FMI (estaban muy asustados). Encendieron la alarma (a lo mejor antes de tiempo). Ya no hay lugar para tranquilizar a nadie.
Y entonces el FMI hará lo que cualquier ente lógico haría: sabe que con el actual tipo de cambio, volcar dólares es ofrecerlos para que se escurran rápidamente. El FMI no querrá financiar este esquema de capitalización off shore, porque se van a terminar consumiendo el último recurso que les quedaba disponible.
La situación, entonces, es que entre las opciones que se barajan, seguramente estará planteada la de volver a devaluar, ya que la situación de las cuentas externas de la Argentina, con este nivel cambiario es insostenible. Y acá los exportadores no tallan. El que talla es el prestamista de última instancia, que si quiere que alguien cobre alguna vez algo de lo que le prestó a Argentina en estos tiempos tiene que ayudar a resolver cuanto antes la cuestión externa.

El corolario

La situación se parece cada vez más a la de 2016. Recesión en ciernes, devaluación ya muy fuerte y por ahí mayor (intentando que esta vez se pueda demorar más el proceso posterior de apreciación real, por eso tal vez circuló la idea de volver a poner retenciones), inflación muy elevada con intento oficial de que no se traslade a ajuste nominal de los ingresos, por eso la firmeza en sostener la insostenible pauta del 15%.
En definitiva, Cambiemos desaprovechó el "viento de cola", la situación excepcional de bajo nivel de endeudamiento externo en momentos en que los inversores del mundo andaban a los codazos por llegar primeros a prestarle a la Argentina. Se fumaron 150 mil millones de dólares que tomaron de deuda y no lograron subirnos al "tren de la historia" a pesar de haber tirado a la mitad del kirchnerismo por la ventana y a la otra mitad haberla metido presa sin condena firme.
Ahora van a buscar al prestamista de última instancia para que les confirme que la situación es inviable.
Y lo será más aún, dado que todo ajuste cambiario compromete severamente la capacidad de Argentina de afrontar exitosamente los vencimientos de deuda que se aproximan en los siguientes años.






4 comentarios:

oti dijo...

Muy buen post, de nuevo!!.

Me parecen sumamente interesantes, sobre todo para pensar y entender las particularidades del momento actual, los siguientes párrafos:

"El esquema creado por las tasas de interés y la montaña de Lebacs creada por Sturzzeneger, más la toma de deuda a niveles estratosféricos, sumados a todos los incentivos para la toma de ganancias de corto plazo brindados a fondos comunes de inversión dejó a los dólares de los exportadores en una proporción demasiado baja dentro del mercado. Ya no mueven la aguja como antes."

"Lo que hay es un distanciamiento cada vez mayor entre los valores que se manejan en los mercados bursátiles y la capacidad productivo-exportadora de la economía argentina. Una burbuja inmensa, forzada por la política monetaria ortodoxa del BCRA, que hace que todos los dólares que ingresan al país sean rápidamente absorbidos por la dinámica del negocio financiero, y fugados casi sin mediaciones."

Creo que esto que decís en esos 2 párrafos es clave.

El mérito del anterior gobierno fue la sensatez y la cordura: asumir las restricciones, tratar de pilotearlas atendiendo al mantenimiento de la economía real y la actividad comercial, evitando pérdidas de empleo y salario real.

El fundamento de esa cordura y sensatez era que la economía real, aún con todas sus dificultades, tenía primacía.

La locura del gobierno actual, en cambio, ve a la economía real como un subproducto de la actividad especulativa monetaria y financiera, como un apéndice que se "beneficiaría" si esa especulacón derrama. Esto es una imitación de la globalización financiera hegemónica durante más de 40 años a nivel mundial y ahora en crisis irremontable.

Lo que no entienden los globalizadores (del extranjero y de acá, e incluso algunos marxistas) es que las burbujas especulativas VIVEN de la economía real, es decir la esquilman. Y todo el arte de administrar esas burbujas consiste en esconder lo más posible las consecuencias de ese esquilmamiento.

Ya que el presidente habla de lamparitas, hago una metáfora con eso.

Supongamos que en el punto de partida (el gobierno anterior) hay 10 lámparas, 2 de 25W, 5 de 40W, 2 de 60W y 1 de 120w. Es decir que tenés una capacidad de iluminar de 490W en total. El requisito es que no haya ninguna lamparita quemada.

Qué hacen los globalizadores cuando agarran una economía así? Muy simple, si tienen éxito: queman 3 lamparitas (violan el requisito del punto de partida) y dejan 3 de 40W, 1 de 60W, 1 de 80W y 2 de 120W. En total 500W, es decir 10W más que el caso anterior, hipotecando las lamparitas que funcionan a causa de la deuda externa y la especulación insostenible. Esto si tienen éxito.

Sigo y termino en siguiente comentario

oti dijo...

Continuo y termino comentario anterior.

Por eso es muy importante para nosotros elaborar una concepción de “economía saludable” que sea la base de las propuestas a la ciudadanía para las elecciones del año que viene. Esa noción de economía saludable debe diferenciarse cuantitativa y cualitativamente de las nociones habituales de economía.

Hay que evitar que se produzca un shock como el del 2001/2, con caídas terribles del empleo y del salario, porque, si eso se produce, obligaría al futuro gobierno perder 4 o 5 años en recomponer y restaurar (“salida del infierno al purgatorio” como decía NK). Hay que evitar esos sufrimientos y perder esos años. No debe reeditarse el hándicap que tuvo NK, luego de la devaluación de Duhalde-Remes (no del “mercado”, no hay que abrirle la puerta al mercado).

Por eso hay que decirle claramente a la ciudadanía que los “excedentes” que se logran a expensas del salario y del empleo no son tales, son, en rigor, pseudoexcedentes. No debe resetearse la economía con crisis que empobrecen a la clase media y a los ya pobres. Hay que evitar eso.

Hay que decir que de lo que se trata es de lograr excedentes verdaderos aunque sean modestos, pero cumplen el requisito de no saquear a la mayoría de la población.

Para evitar esos ciclos perniciosos necesitamos que cerca de un 25 % de la población argentina mejore sustancialmente sus condiciones de vida, porque las personas y flias. con más comodidad para satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, con más educación y salud, van a ser más productivas que antes. La pobreza no genera productividad, genera pseudoproductividad.

El 75% de la población restante debe comprender que no es una cuestión solo de solidaridad incluir a ese 25% pobre y que progrese, es una cuestión de eficiencia y eficacia económica también. La gente más educada y con mejor calidad de vida, produce más y mejor. Y, además, el ascenso de esa porción de la población más humilde va a potenciar el mercado interno y el comercio con una capacidad de consumo acrecentada.

Se trata de mejorar a ese 25% de la población pero antes de que se produzca un shock como el del 2001/2, porque sino no mejoramos nada, a lo sumo recomponemos, restauramos o hacemos control de daños.

Para lograr esto no queda otra que disponer de los recursos que genera el comercio exterior, reformar el sistema monetario y financiero (fin de las Lebacs), obturar la fuga de capitales y crear un Banco Nacional de desarrollo que direcciones el crédito a los renglones industriales y de infraestructura que necesita la Argentina.

Santiago dijo...

Muy buen análisis, para esta fase del ciclo...Me pregunto si esta irrelevancia del sector exportador, desplazado por el deuda-fácil de Cambiemos, se revierte después que se termine el crédito.
O sea, cuando haya que volver a renegociar y pagar sin refinanciación, cuando nuevamente la generación genuina de dólares por saldo exportador favorable los posicione como el actor clave... pero a lo mejor ahí ya los suelos no den para más

oti dijo...

Sería interesante dilucidar el % de Lebacs que se emiten como contrapartida del ingreso de U$S comerciales y el % de las mismas que se emiten contra endeudamiento financiero. Y, también, qué % del total de Lebacs se emiten independientemente de las 2 razones anteriores.

También, habría que reflexionar en qué medida la crisis monetaria y financiera actual en Argentina obedece a un proceso de crisis global que está a punto de generar otro suceso (Lehman) igual o peor que el de 2007/8. Y, en qué medida, las políticas económicas, monetarias, financieras y comerciales implementadas por el oficialismo gobernante en Argentina hicieron más vulnerable al país ante tal eventualidad.