martes, 14 de enero de 2014

Eliminar las retenciones: halcones y palomas

Son dos cosas distintas.
La inflación es la variación regular de todos los precios de la economía. Es un fenómeno nominal, que provoca distorsiones de corto plazo, pero que en el largo plazo tiende al empate, a pesar de que nunca hay empate, en todo proceso inflacionario hay movimientos de precios relativos que determina la existencia de ganadores y perdedores.
El nivel de precios es el resultado de un cálculo que vincula los precios de los bienes en un mercado interno con una referencia internacional siempre usando como unidad de cuenta la divisa norteamericana, y en segunda instancia los bienes mayormente transables con el precio menos transable de todos: el poder adquisitivo de los ingresos.

Esto implica que puede darse un hecho paradójico para el primer acercamiento motorizado por el sentido común.
Un proceso de inflación alta puede convivir con un nivel de precios más bajo al verificado en un proceso de estabilidad.

Y concurre una verdad que hasta ahora nadie ha podido contrastar con hechos.
La estabilización de precios, es decir la decisión de frenar la inflación, de frenar el proceso de ajuste nominal de precios (entre los cuales se incluyen los ingresos), deriva invariablemente en la convergencia en un nivel de precios más alto.
Esto es: un proceso de estabilización exitoso implica sí o sí una transferencia de recursos desde el trabajo al capital. La recomposición de los márgenes de retorno de la inversión.
Consiste en alcanzar un nivel de precios de bienes transables lo suficientemente alto en relación al precio no transable por excelencia (el salario y las transferencias estatales) como para que no haya presiones de demanda que excedan a la curva de oferta de largo plazo.

Esta verdad es inconfesablemente innegable. De modo que entre las miles de definiciones cínicas que podemos hacer de la economía podemos incluir una más:  la ciencia que se encarga de crear eufemismos lo suficientemente elegantes como para generar expectativas favorables a partir de realidades desagradables.

Algunos eufemismos de los que somos oyentes en estos días tienen que ver, por ejemplo, con que los acuerdos de precios no sirven si no se complementan con "programas anti-inflacionarios serios". Que implican justamente eso que no se dice (porque nadie repregunta qué significa "programa anti-inflacionario serio"): recomposición de los márgenes de rentabilidad a partir de enfriar la demanda.
O sea, si alcanzamos un nivel de precios que modere la demanda a partir de que el poder adquisitivo medio se resienta, llegaremos a una estabilidad de precios de esa que desean más quienes más perjudicados se ven a la postre por ella.

Por eso, no es extraño que se conjuguen tres elementos en el consenso sobre los ajustes requeridos por el proceso de acumulación del capital argentino:
-Recuperación de la competitividad cambiaria, lo cual significa devaluación (como la devaluación proviene de cuestiones que en muchos casos son exógenas, sólo se difiere en cuanto a ritmos y formas)
-la competitividad cambiaria no se puede recuperar si no se frena el proceso de aumento en la nominalidad de precios. Es decir, hay que buscar la forma de que la devaluación se traslade relativamente más a transables que a no transables (la clave del éxito devaluador; si los sueldos aumentan más que el dólar no les sirve; es lo que pasó en los años anteriores a 2013, en los cuales el dólar aumentó pero significativamente menos que la inflación).
-el punto anterior implica un nivel de precios más alto en lo que se refiere a la relación de los bienes con los ingresos. Es decir, una demanda interna más moderada.

Todo redunda en una recomposición de los márgenes de retorno de la inversión.
En este contexto más o menos consensuado, actúan los halcones y las palomas.

Los halcones pretenden una devaluación brusca, que acompañe "las expectativas de mercado". Las palomas quieren gradual.
Los halcones pretenden que a la suba en el mercado interno de los precios de las materias primas que producen los establecimientos agrícolas que implica un proceso devaluatorio (aunque no sea brusco sino administrado) se le agregue una presión adicional: la eliminación de retenciones. Lo cual sería implícitamente reconocerles a los productores agropecuarios un tipo de cambio más alto todavía (o sea, mayor precio en el mercado interno para commodities como la harina y el aceite).
Las palomas son más razonables: quieren dejar las retenciones como están.

Aunque si se quisiera evitar traspaso a precios de alimentos de la devaluación, deberían subirse (no bajarse) las retenciones.



9 comentarios:

Alcides Acevedo dijo...

Mamita... cada vez peor...

¿Tanto les cuesta entender?

Argentina viene acumulando una muy fuerte inflación en DOLARES los últimos años, esto produjo un muy interesante y conocido efecto riqueza, veamos, hasta 2007 la mejora económica provino de la recuperación de la crisis del 2002... en adelante de la ficción cambiaria y las tasas de interés reales negativas.

Como se terminaron los dólares se terminó la mentira, olvídense del la "tasa de ganancia" y de la "puja distributiva" es más fácil: la mentira terminó.

¿Pensaban que iba a durar para siempre? lo que pasa en Argentina es de manual, si no quieren ver lo evidente va a ser peor.

Mariano Grimoldi dijo...

Es curioso que cuando el tipo de cambio era alto y el ingreso de divisas por vía comercial era excedente, le pidieran al gobierno que generara el "efecto riqueza" de inflacionar en dólares vía baja del cambio nominal, o sea, que dejara apreciar la moneda y que las tasas de interés fueran positivas.
Y ahora, se quejan del "efecto riqueza" de la apreciación cambiaria, fenómeno que en el país ex-estrella, Brasil, conocen muy bien, al igual que en Uruguay, Chile, Perú y Colombia.
"Efecto riqueza" que para esos casos es considerado riqueza genuina, por el mainstream, tal como puede leerse en la revista The Economist por ejemplo, que salvo a Brasil que le bajó el pulgar dándole indirectamente la orden a los fondos de inversión especulativos que lo abandonen (lo mismo están haciendo las calificadoras de riesgo), con los demás países siguen promoviendo la inflación de activos financieros que va a terminar invariablemente con la pinchadura de la burbuja, tal como le pasó a la Argentina convertible, le está pasando a Brasil, o como lo sufrió Europa en estos años.

Alcides Acevedo dijo...

Ahá... pobrecito el señor Grimoldi...

Es cierto: los países de la región tuvieron revaluación nominal, nosotros tuvimos revaluación en términos reales con inflación... un desastre.

El día que los peronachos ignorantes agarren los libros se terminan las discusiones vacías, lo cierto es que faltan los dólares y no hay vueltas, la economía argentina se conduce con toda rapidez a un proceso de estancamiento, lo siento mucho, los libros de economía y de matemáticas ya lo decían hace tiempo.

Mariano Grimoldi dijo...

El día que los peronachos ignorantes agarremos los libros nos convertiremos en exitosos ministros de economía como Alsogaray, Aleman, Martínez de Hoz, Cavallo, Roque Fernández, Machinea, López Murphy, etc.

Alcides Acevedo dijo...

No viejo, no entendiste, ninguno de los que mencionaste tuvieron los 200 mil millones de dólares de la soja que recibió en gobierno Nac&Pop actual... tampoco recibieron el país después de un brutal ajuste como el del 2001...

Lo que se termina ahora es la mentira K y nos encontramos con el fracaso total: se acabaron los dólares, se acabó el petróleo, la infrestructura destruida... en definitiva: la déKada ganada.

chacall dijo...

Mariano, respecto de tu última oración las retenciones logran un precio local más bajo que el internacional, pero no necesariamente evitan el traspaso. (a menos que pongas precios máximos o retenciones móviles). Además las retenciones, en general, dependiendo el producto, pueden desincentivar la producción, reduciendo la oferta, y con demanda constante, aumentar el precio (trigo por ejemplo ).

Ahora, el problema hoy es que los commodities están aumentando a tasas exhorbitantes? Tienen buenos precios, pero estables desde hace más de un año (tal vez algo de volatilidad en maiz).

Y por otro lado, la devaluación administrada tal como está, creo que no sirve. Genera inflación, porque hoy ni siquiera tenemos certeza sobre la velocidad que va a tener la devaluación y hasta cuando será, entonces nadie quiere ponerle precio a lo suyo, ni el empresario a lo que vende, ni el trabajador a las horas trabajadas, por más de unos pocos meses, porque la expectativa está en que los precios aumenten y los precios aumentan, y si los costos aumentan lo mismo que aumentan la tasa devaluatoria el beneficio de tener el dolar más caro se esfuma, y te queda además una reducción en el horizonte de cualquier inversión (con la volatilidad que hay no tiene sentido).

EL 28-oct 5.90Ar$ x cada dolar. Hoy 6.765, un 14.66% más. ¿Cual hubiese sido el problema si en lugar de hoy costar 6.76 costara eso el 29 de ocutbre de año pasado? Tenías incluso reservas para defender ese valor. Vos me dirás que el asalariado, o el jubilado, o el que recibe la AUH sería más pobre, porque el dolar aumentó. Te pregunto, desde el 28 de octubre para acá, el dolar aumentó un 15% y ninguno de esos ingresos de asalariados, jubilados, o AUH aumentaron... entonces me sigo preguntando, porque es mejor esto, de todos los días perder reservas a lo pavote y subir el dolar unos centavos, para que todo el mundo piense que el dolar va a subir mucho más y no te parés nunca a defenderlo en un valor.

saludos!

Mariano Grimoldi dijo...

Chacall: lo de la retenciones. El traspaso a precios de la devaluación es directo. La harina cuesta en pesos el valor internacional por el tipo de cambio, menos retenciones. Si devaluás, el precio aumenta directamente. Salvo que aumentes las retenciones.
De hecho, las retenciones actuales las fijó Duhalde para morigerar los efectos de la devaluación de 2002.

Sobre el tipo de cambio, tenés razón por ahí. Ahora, vos tenés garantías de que si se devalúa hoy, de un saque a 9 pesos, las movidas especulativas sobre aumento del tipo de cambio disminuyen?
Yo intuyo que se aceleran.
No hay una tasa de devaluación razonable que pueda zanjar eso.
Si hoy el dólar se va a 9 de una, el valor a tres meses va a ser 12, y el blue se va a 15.
No son números exactos. Los tiro como ejemplos de la tendencia lógica.
Por ahí lo que hubiese solucionado el tema era un desdoblamiento cambiario, con una cotización financiera de inicio por encima del blue, e inundar la plaza de dólares para hacerlo bajar en un par desemanas.
Pero con el diario del lunes en la mano, y sin tener que poner a prueba la receta, todos somos mejores entrenadores que Guardiola.
Un abrazo

Mariano T. dijo...

Lo que hay que hacer es al reves. Sin alterar el tipo de cambio real, ir bajando retenciones y generar mas divisas para que la industria crezca.
La falacia del paso de retenciones a costo de vida no es digna de alguien que la piense dos veces,
El año pasado tuvimos la prueba. Trigo al doble del precio internacional(4$ el kg) y el pan a 18$, igual que ahora que el trigo vale 1,45$, un70% del precio internacional.
El unico que pega directo es la carne, pero es al que mas rapido se las van a sacar.
Cuanto incide en el costo de vida el aceite?
Hoy en dia que se consumen alimentos industriales, el costo de la materia prima incide poco. Un5%en el pan, por ejemplo.

Mariano Grimoldi dijo...

"Sin alterar el tipo de cambio real, ir bajando retenciones y generar mas divisas para que la industria crezca."

Supongo que quisiste decir "tipo de cambio nominal".
Esa es la receta de la convertibilidad. Sin precios como los actuales, pero con ingreso de divisas garantizado por las privatizaciones.
Ya está inventada la pólvora.
Saludos