jueves, 5 de abril de 2012

Efectivo "fácil": distorsiones para aplicar "sintonía fina".

Esta nota en Ámbito da un pantallazo general a la situación gruesa del sector bancario.
El contexto al que la nota alude es de buena liquidez y ganancias importantes para el sector en el año pasado.

La particularidad del caso está dada por el dominio de la banca pública en el mercado de préstamos, así como también en cuanto a la captación de depósitos.
Cuando observamos con un poco más de detenimiento los datos, vemos que el banco que ejerce un verdadero dominio en ambos rubros es el Nación que se lleva el 28,3% de participación en depósitos, y el 20,5% en créditos otorgados.

Hay que decir algunas cosas. Respecto de los depósitos no debe ser para nada despreciable el impacto que ejercen en la alta participación del Banco Nación los fondos depositados por entidades oficiales (Lotería, Pami, principalmente ANSES).
De hecho, en la misma nota se incluye el dato de que el fuerte crecimiento que el año pasado registraron los depósitos en plazo fijo, de casi el 30%, redundaron en incremento en la participación sobre todo de los principales bancos privados (Río, Francés, Galicia, Macro, HSBC).
Hay una correspondencia bastante directa entre las participaciones de las principales entidades en ambos rankings, además.
El Nación, en el ránking de préstamos, destaca seguramente a partir de las líneas de financiamiento a empresas, fondeadas justamente por los depósitos de entes oficiales.

Las entidades privadas tienen asentada su participación en los préstamos personales, financiación con tarjeta y crédito en cuenta corriente.

Las características del contexto actual que merecen ser destacadas:

-primero, que la alta liquidez de los bancos prevalece, a pesar del peso elevado en los pasivos del Banco Central de instrumentos de absorción. Hablamos de las Lebacs y Nobacs, instrumentos de corto plazo, que son licitados por el Central a los bancos, con buenos rendimientos, y que les absorben liquidez que podría aplicarse a créditos. Esta operatoria está relacionada con que un sobredimensionamiento del efectivo líquido en bancos y clientes podría derivar en distorsiones (aumentos de precios, demanda de divisas, etc.) que se quieren evitar. El tema es que el central paga intereses elevados por estos instrumentos (que es el costo de absorber emisión). Lo cual redunda de alguna manera en los niveles de las tasas de interés de todos los segmentos. En los últimos tiempos el ritmo de estas colocaciones bajó bastante.

-segundo, el Central, a partir de la reforma de la carta orgánica planea un cambio drástico en la intervención sobre la liquidez de los bancos con intenciones de conducirla. El cambio comienza por la decisión de no tomar en la cuenta de efectivo mínimo el dinero en caja de las sucursales, o en tránsito de caudales, sino sólo el que se encuentre depositado en cuentas a la vista en el Central. La aplicación directa  de esta medida (retrasada mediante circular, para evitar complicaciones) le quitaría bastante liquidez a los bancos. El segundo paso sería la diferenciación de los requisitos de efectivo mínimo de acuerdo a la composición de la cartera de créditos (o sea, darle mayor liquidez al banco que preste de acuerdo a criterios estratégicos de fomento de la producción). Algo de muy difícil implementación.

-tercero, la buena liquidez de los bancos no deja de plantear dudas respecto de la existencia de un espacio propicio para el accionar de entidades financieras de crédito fácil, sin permiso para la captación de depósitos que hacen enormes ganancias mediante el cobro de tasas usurarias a personas demandantes de crédito sin acceso al mercado bancario. La tasa pasiva de estas entidades es la activa de los bancos. Por lo tanto, su tasa activa termina casi duplicando aquella. Estas entidades, en el sistema de créditos, terminan ejerciendo un rol de absorción de liquidez muy regresivo: hacen notables ganancias restándoles poder adquisitivo a actores sin acceso al sector de crédito "formal".

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