sábado, 27 de julio de 2013

El CEO

Parece que los datos de las encuestas empezaron a sugerir que era necesario tener definiciones más claras.
Pasó la etapa de la "superación", de los "superados" que analizaban el presente desde el futuro.

Y entonces el CEO del Frente Renovador empezó a adoptar un perfil más opositor, para disputar ese voto con los otros candidatos que juntos pueden, suman y quieren unir el país que todos los días ayudan a separar, enojados porque los negocios los hacen otros y no los que les pagan la mensualidad y les financian las campañas.

El negocio del país dividido resultó finalmente muy tentador para el CEO del Tigre, cuyo insoportable agrande le empezó a jugar en contra y el carisma le empezó a pasar la factura de la pedantería.

Aparentemente se emparejarían las cosas en la provincia de Buenos Aires y el final sería más abierto, no tan cantado, por lo cual fue necesario intentar el desempolve de algún proyecto que como ensayo es fantástico (el de descentralización del poder judicial en la provincia y principalmente en el GBA) pero que parece más apto para plantearlo en una elección provincial que en una nacional.
De todos modos, las encuestas que darían cuenta del emparejamiento de la elección todavía se mantendrán guardadas, sobre todo por los medios que suelen darles difusión más rápidamente, como Clarín y La Nación.
Porque los actores fundamentales del negocio del país dividido parece que compraron acciones del país unido, al que cierto gobernador convoca desde la sede de la Sociedad Rural. El tema será ver si para los nuevos accionistas el actual CEO sigue siendo redituable. Por ahora el tráfico de cheques y promesas mantiene la armonía, es decir las cuatro o cinco cosas en las cuales el 70% de los argentinos tenemos que ponernos de acuerdo entre las que por ahí se podría incluir la decisión de neutralizar al 30% de díscolos que no quieren sumarse a la reunión de Argen y Tina.
Chau Marcelo, te mando un abrazo Jorge, y trabajemos juntos para eliminar la pobreza como ya lo hicimos en Nordelta.
Ojo, algunos kirchneristas tendrán seguramente lugar en este país que desde el futuro ya gobierna el CEO del frente renovador (al que reportan grandes renovadores como Luis Caamaño y Graciela Barrionuevo, o Felipe Solá que se hizo opositor a los 50 años por primera vez en su vida). Amado, por ejemplo. Porque las viejas amistades no se olvidan.

sábado, 20 de julio de 2013

Chevron

El anunciado acuerdo entre YPF y Chevron ya levantó bastante polvareda.

La cuestión, en realidad, empieza un poquito antes, con el decreto 929/2013, del Régimen de promoción de Inversiones para la explotación de hidrocarburos, al que accedí a través del Blog de Abel, en donde se encuentra varias entradas para leer sobre este tema, como ésta en la que Abel levanta un texto de Lucas Molinari.

En ese decreto se definen algunas cuestiones importantes:
La apertura de un régimen especial de promoción para la explotación de hidrocarburos no convencionales (shale gas, shale oil, tight gas, tight oil, tight sands y coal bed methane -capas de carbón-). La explotación de estos tipos de hidrocarburos, que se diferencian de los de yacimientos convencionales por el tipo de terreno en que se los encuentra y porque su explotación depende de la puesta en funcionamiento de tecnología específica y más costosa, está cuestionada por corrientes ambientalistas. Argentina cuenta en Neuquén (Vaca muerta) y el Golfo San Jorge con áreas de potencial riqueza para la producción de gas y petroleo de estas características. Primera cuestión: ambientalismo vs. obtención de hidrocarburos imprescindibles para el desarrollo económico en el marco del capitalismo y con el ritmo actual de expansión de las fuerzas productivas. El Gobierno tomó una decisión clara en este sentido. Y la primera línea de los cuestionamientos parece que se pasa con facilidad, debido a que no se encuentra demasiado eco de los planteos ambientalistas a nivel general.

Ese régimen especial dispone el otorgamiento de determinados beneficios a empresas que presenten planes de inversión (a aprobar por la autoridad de aplicación, que es esa comisión formada por Kicilof, Moreno y Cameron, creada el año pasado por decreto).
De allí se desprenden los beneficios. Para ello es necesario citar que la ley 26741 obliga a las empresas del sector a cumplir con el abastecimiento del mercado interno de manera prioritaria, para luego, en caso de que quede algún saldo, exportar (pagando retenciones). De lo cobrado por exportaciones rige la obligación de liquidarlo (cambiarlo por pesos) en el mercado único libre cambios en el plazo estipulado por ley.
En este caso especial, quienes aporten 1.000 millones de dólares para la producción de petroleo o gas no convencional, a partir del 5º año de iniciado el proyecto, podrán destinar exclusivamente al mercado externo (o sea, a exportación) hasta un 20% de lo producido. Sin necesidad de ingresar al país las divisas cobradas por esas ventas. Y sin pagar el proporcional de retenciones.
Es decir, de cada 100 litros de materia prima extraída de yacimientos no convencionales, 80 se deberán destinar a la producción interna de combustibles para consumo interno (o eventualmente exportar si quedan saldos, pero fuera de este régimen, es decir, pagando retenciones e ingresando las divisas).
En caso de que la producción no alcance para cubrir el abasto interno, ese 20% quedará afectado a la provisión del marcado interno, pero las empresas se reservarán el derecho a cobrar por ese producto el precio internacional sin retenciones, en pesos, con los cuales después podrán recurrir al mercado único libre de cambios a cambiarlos por dólares (en el contexto de hoy, a precio dólar subsidiado).

Si bien las ventajas en materia económica son considerables, visto de este modo no parece ser un regalo de nuestras riquezas al capital extranjero, sino la promesa de pago de un incentivo razonable para producir lo que de otra forma no podría producirse.
Digamos que ya en la ley 26741 se explicitaba claramente la garantía de participación en términos comerciales del sector público y el privado.
No entiendo tanto la sorpresa que pueda generar entonces este Régimen. Ni hablar los excesos enfervorizados de "chavismo" de gente como Pagni, que sin embargo en otro momento parece volver a las fuentes para preguntarse por qué no acceden a los beneficios los que inviertan 999 millones.
Me parece que este asunto termina siendo más un buen elemento que sirve para chicanear a un gobierno que hace abuso a veces de cierta retórica nacionalista, y que después en la práctica se acoge al pragmatismo, ingrediente necesario de la responsabilidad, que cuestión divisoria de aguas.

En este marco entra a tallar entonces el acuerdo YPF-Chevron, del cual no conozco demasiados detalles.
Sé, en primera medida, que el hecho de que se forme una "joint venture" entre la sociedad controlada por el estado, YPF, y una multinacional como Chevron, ya pone al estado en rol participativo y muestra la clara intención de potenciar a la empresa como tal.
Galluccio expresó de entrada su vocación por darle una impronta "moderna" a la empresa, y casi siempre fue citado como modelo el caso de Petrobras. No veo tampoco que entonces la decisión de asociar a YPF con una empresa multinacional para un proyecto determinado de inversión pueda asumirse con sorpresa. Estaba en los fundamentos mismos de la estatización del 51% de las acciones de YPF. Repito, el 51% de las acciones de la sociedad anónima YPF, que cotiza en bolsa no solo en Buenos Aires, también en Nueva York (y otros lugares), de la cual por ejemplo Repsol conserva un 7%, y hay otros tenedores como Slim, o los bancos que embargaron a Eskenazi por no pagar que cobran puntualmente cada vez que el directorio decide distribuir dividendos.

Lo que sí tenemos que tener en cuenta es que el decreto 929/2013 abre la posibilidad de que el régimen de incentivos sea aprovechado por otras empresas (cuyos proyectos tendrán que cumplir con los requisitos objetivos mencionados y aparte ser aprobados por el trío Cameron, Kicillof, Moreno), a lo mejor sin estar asociadas a YPF. Ese podría ser un punto interesante para la discusión. ¿No podría resguardarse una participación mínima en los proyectos a evaluar de la petrolera nacional o de alguna provincial del estado?

Volviendo al caso específico del acuerdo YPF-Chevron, del carácter que éste tenga depende que pueda presentarse algún elemento digno de discusión.
Por ejemplo, la cesión ante el pedido de la compañía de volver a resignar nuestra soberanía jurídica, sometiéndonos al arbitraje de litigios ante tribunales internacionales. Esto no está previsto en ninguno de los decretos ni leyes que afectan a las inversiones hidrocarburíferas, pero tampoco está prohibido por ninguna ley. Y puede definirse por convenio específico sin problemas.
Un tema para ver, teniendo en cuenta las serias dificultades a las que el país sigue sometido por la resignación de esta potestad en épocas pasadas.

Y el otro punto a observar, y que sí tiene que ver con la letra del decreto 929/2013 es que los beneficios emanados del régimen, en caso de asociación entre empresas, pueden distribuirse de la manera que las empresas acuerden entre sí.
No sé si sería tan grave, pero es bastante probable que en el caso YPF-Chevron, la empresa argentina termine garantizándole a Chevron que va a obtener la parte más suculenta de los beneficios (la disponibilidad plena de ese 20% exportable y exento de retenciones, que se transforma automáticamente en dólares que ni siquiera ingresan al país).

lunes, 15 de julio de 2013

Y qué pensará Massita de los Qom?

Todo empezó con un chiste:
El kirchnerismo logró que quienes gastaban sus energías en evitar la extinción del oso panda o la caza de ballenas por la flota japonesa, hoy se preocupen por las viviendas y los alimentos de los tobas de Formosa.Otro logro de la "década ganada". Argentina, un país con buena gente.
Que más que buscar el destaque del Gobierno nacional en este aspecto, se burla un poco de cierto cyberactivismo de las causas nobles silenciosas y faunísticas.
De la mano del glamoroso término Qom, que reemplaza al originalmente peyorativo toba, que aparte suena mucho menos abrazable ya que carece del valor agregado de la novedad, del descubrimiento, del aprendizaje autocomplaciente, y como corolario de esa furtiva operación de marketing se expresan sentimientos nobles y solidarios para con algunas comunidades indígenas que como reclaman tierras en la lejana Formosa quedan exentos de la acusación burguesa de borrachos y vagos, que sin embargo afecta implacablemente a nuestros hermanos collas y guaraníes que llevan a cabo el mismo reclamo, pero en el lugar "equivocado": Capital y GBA.

Pero bueno, un chiste y las indignaciones que este puede generar como respuesta a lo mejor sirven como punto de partida para la expresión de ideas con pretensiones más altisonantes.

Y entonces, encaramos la reflexión sobre el "problema indígena" y el lugar que el kirchnerismo ocupa en la evolución histórica de este problema.

Podemos empezar por reconocer que el problema indígena que cuenta unos 500 años en América latina y que en Argentina existe desde que existe esa cosa llamada Argentina, ha tenido una evolución histórica que lo ubica hoy en un lugar de centralidad en los debates públicos que no lo había tenido nunca.

Y eso es un mérito (¿limitado? si, por supuesto, pero mérito al fin) del actual gobierno que es mucho más permeable que cualquier antecesor a dar respuestas a planteos que intentan darle solución a este cúmulo de problemas históricos. Yo tengo para mí una explicación a esto. El kirchnerismo es burgués, pero con culpa. Y en esa debilidad se abren las grietas que permiten las filtraciones de determinadas demandas cuyas soluciones encuentran un punto medio más radicalizado que el que requeriría el status quo burgués para la reproducción de las relaciones de poder sobre las que se asienta.

Muchas de las demandas de las comunidades indígenas llevan curso institucional a través de la acción del INAI. Lógicamente, esas respuestas tienen las limitaciones propias del accionar de las instituciones del estado burgués. No le vamos a pedir al estado que se desconstruya a sí mismo.

Los que tengan visiones más radicalizadas respecto de esta red de problemas y su resolución, entonces, es inútil que le pidan al gobierno. Que, como depositario del accionar legitimado en la institucionalidad burguesa intentará sintetizar el conflicto sin salirse de ese campo conceptual.
 Porque el gobierno tiene un campo de acción limitado al marco en el que lo coloca la institucionalidad del estado burgués. El que quiera revolución tiene que hacerla, no solicitarla a través de petitorio con exigencia de votante o cliente, para que la hagan los funcionarios que el "pueblo eligió para que lo representen".

Bueno, dentro de ese marco de institucionalidad burguesa, los avances en estos diez años en relación a la resolución de conflictos que atañen a las necesidades de las comunidades indígenas fueron mucho mayores a los de todos los períodos anteriores. O mejor dicho, el intento de sintetizar los conflictos derivados de estos problemas ha tenido una consideración mucho más amplia respecto de las demandas indígenas en relación al posicionamiento histórico burgués occidental de considerar la anulación lisa y llana, o posteriormente la marginación y la exclusión del área a la que dan alcance las asistencias estatales.

Pero tal vez esta decisión de insertarse en un proceso de resolución es lo que determina que al kirchnerismo se le reclame por la inconclusión de dicho proceso.
Para decirlo en otros términos: al alfonsinimo o al aliancismo nadie le remarca como defecto no haber resuelto el problema indígena. Ni sabemos qué actitud tuvieron frente a él. Ni lo abordaron, al menos de manera visible. Los saturaron otros problemas. La incapacidad de mostrarse proactivos respecto del problema indígena pasa totalmente desapercibida en el análisis de administraciones cuyo umbral de ineficacia los encontró mucho más cerca de la puerta de entrada en el largo pasillo de la historia.

Algo parecido a lo que puede decirse sobre la limpieza del Riachuelo (por nombrar algo, a modo ilustrativo). El kirchnerismo no solamente encaró esos problemas históricos, sino que lo hizo con culposidad burguesa (o sea, la forma inversa, contraria, a como los encaró el menemismo). Se mostró permeable a darle soluciones impensadas en el marco del estado burgués y por ello terminó subiendo el piso de las demandas, no tanto de los afectados directamente por el problema, sino más de los espectadores y analistas.

La perspectiva histórica seguramente modificará las visiones que se imparten sobre el tema en la actualidad. El kirchnerismo será el gobierno que mayor cantidad de soluciones aceptables aportó a los problemas de las comunidades indígenas, y sus detractores en este sentido habrán sido un poco injustos, según la mirada de los años por venir.
Pero el tiempo de la política es hoy: el rédito político se cobra al contado, o no se cobra nunca.

domingo, 14 de julio de 2013

El pastor (alias, el caudillo sensible)


El pastor semi-Kirchnerista nos promete que mantendrá todo lo bueno pero cambiará todo lo malo.

Y dicen las sagradas escrituras de las encuestas que nos encomendaremos a la sanación que nos promete el pastor, también conocido como el caudillo sensible. Que enseña amor y humildad por tele, dándonos generosamente las claves del futuro, de "lo que viene", que le han sido comunicadas por el don celestial del carisma. Desde Perón que no aparecía alguien así.

Disolverá, dicen, el campo simbólico en que se apoya "el negocio del país dividido" para traernos lo nuevo. Que consistiría, según intuyo, en restaurar el negocio del país unido a base de someter a las minorías que no se conforman con la unidad y prefieren los conflictos y la confrontación, tan incómodos para quienes hacen negocios cuando el país está unido, y los ven amenazados cuando el país se divide.

El pastor nos trae la paz y la unidad de los negocios en manos de quien corresponde. Como fue siempre.
Preocupa un poco cierto misticismo que crece en torno al pastor. Que insiste con la llegada de "lo nuevo", y con la anulación prematura de "lo viejo".
El futuro nunca llega un día antes. Y el problema de irse en seco es que siempre se acaba afuera.

Igual, confiamos en que la sabiduría del pastor sabrá encolumnar ciertos excesos.
Amén.

sábado, 13 de julio de 2013

Gravar la renta financiera (impuesto a los ingresos)

Sale publicado en algunos medios que a pedido de Juliana Di Tullio, Héctor Recalde estaría recabando proyectos con estado parlamentario que tratan sobre "gravar la renta financiera". El corolario sería que el Gobierno se propondría avanzar en una modificación del impuesto a las ganancias (que podría pasar a llamarse más correctamente a los ingresos), según la cual se modificarían las alícuotas y las escalas de la 4° categoría, y se habilitarían nuevas alícuotas sobre operaciones hoy exentas, como el cobro de réditos por personas físicas, obtenidos en determinadas transacciones de tipo financiero.

Una de las cosas a las que se hace mención (atendiendo a lo que ya dicen algunos de los proyectos a intentar unificar, como los de Recalde y Prat Gay) es la distribución de dividendos por parte de las empresas.
Consistiría esto en que el tenedor de acciones, es decir la persona física que tenga guardado en Caja de valores ahorro convertido en papeles que acreditan participación en la titularidad de empresas debería pagar al fisco un porcentaje de lo que le liquiden (o al menos que esa suma se le compute en la base imponible de ganancias) en cada cierre de balance.

Respecto de lo que significa el capital accionario de los grupos empresarios y la difuminación de su tenencia en la composición del capital podríamos teorizar profundamente. Pero digamos que justamente esta cuestión de promover grupos controlantes de conglomerados de empresas con tenencias accionarias dispersas y cruzadas, y con participación de particulares (empleados, gerentes, directores, o ahorristas con alto poder de acumulación) que podríamos comprender en el término financiarización es parte ya muy amalgamada a los circuitos de circulación del capital en las sociedades capitalistas, y sirvió justamente como mecanismo para intentar maximizar los rendimientos así como también para oscurecer, dificultar la dilucidación del título de propiedad.

En fin, cuando se habla de renta financiera, se comprenden cosas mucho más específicas que lo que comunmente suele creerse que es: la ganancia de los bancos y las financieras.
Por ejemplo, habría que ver cómo quedan comprendidos los fideicomisos en este tipo de gravamen. O qué pasa con las amortizaciones de títulos públicos.

En general, la cuestión impositiva, tiendo a evaluarla en torno del eje "incentivo-desincentivo", relegando un poco a un rol accesorio a la cuestión recaudatoria (que también tiene su importancia, pero para mi modo de ver, queda subordinada al eje mencionado antes).
En ese punto específico, yo vincularía este tema con una pelea que el gobierno encaró contra la puesta en negro de los ahorros. La reforma del mercado de capitales tuvo una intención muy clara en este sentido: ampliar el marco de participación, relajar requisitos y abaratar costos de ingreso, y promover la ampliación del espectro de oferta de instrumentos de ahorro, con el fin de invitar justamente a personas físicas de ingresos medios a participar de esquemas que pudieran servir para financiar actividades productivas estratégicas (infraestructura, energías, alimentos, tecnología) en el marco del resguardo de sus ahorros o hasta la obtención de ganancias a través de los mismos.

Fuera de las valoraciones, un proyecto como el que se evaluaría, a priori, podría indicar una contradicción. ¿Al tipo que compra 10 lucas de obligaciones negociables de YPF, le van a aplicar una alícuota del 7,7% sobre la liquidación de intereses?
A  lo mejor es apresurado enfatizar sobre este tema sin saber a qué apuntarían exactamente los proyectos y si tal vez existen previsiones para evitar afectar las operaciones que hasta hace poco era prioritario incentivar.

Por otro lado, y en la vía paralela del proyecto, la modificación sustancial del cálculo del impuesto a las ganancias para trabajadores en relación de dependencia serviría como para dictaminar el fracaso de la idea de que con ese impuesto se enfriaran las expectativas de nominalidad del salario por lo menos en la escala de ingresos medios y altos, de modo de ir quitando presiones a la nominalidad de precios y salarios sobre la base de afectar lo menos posible a los ingresos más bajos, y combatiendo la dispersión que hace que un camionero gane 7 salarios mensuales de un empleado de maestranza .

Desde mi modo de ver sería mucho más atinado buscar la vuelta para desgravar la compra de alimentos de impuestos indirectos como el IVA, que son muchísimo más regresivos que el impuesto a las ganancias. Sobre este último, más que elevar el mínimo, se podría pensar en corregir la distorsión que genera el estrecho margen que hay en las escalas (apenas 10 mil pesos anuales, te modifican sustancialmente los montos a descontar). Pero insisto en que el impuesto a los ingresos y su universalización sería una medida extraordinariamente justa si se consiguiera compatibilizar con reducción y hasta eliminación del IVA para productos de canasta básica ampliada, evitando (lo cual sería lo más complicado) que esto signifique una transferencia a los eslabones de la cadena de comercialización.

En definitiva, en cuanto a la cuestión financiera, me parece que el BCRA tiene mecanismos muy aptos (algunos de los cuales los está usando) para regular las ganancias del sector a través de la limitación en los cobros de comisiones y gastos administrativos, los encajes diferenciales, y hasta la regulación de tasas o spread entre tasas, que derivan finalmente en evitar que las empresas del sector financiero sustraigan recursos de otras actividades.
Y que la modificación del impuesto a las ganancias, tal como se la describe, nula influencia tendría sobre este tema. De todos modos, lo que sí me parece más auspicioso de los proyectos es la posibilidad de intervenir sobre dividendos y distribución de utilidades de las grandes empresas, que a veces comportan maniobras elusivas.

martes, 9 de julio de 2013

El mercado de pases en el futbol

Un club históricamente grande desciende a la B Nacional (porque a pesar de las suspicacias no hay arreglos que lo "salven), y empieza a delinear el plantel para buscar el ascenso. Se van muchos, algunos echados, otros porque no se los puede retener. Y se buscan refuerzos. En general, a pedido del DT.

En ese contexto llama mucho la atención que el club no inicie gestiones por jugadores que se destacaron en la última temporada en la categoría en la que ahora va a disputar.
Y que en cambio en algunos casos busque refuerzos en el exterior, donde hay que pagar en dólares y enfrentar negociaciones más complicadas.
Es difícil determinar las causas de que pase eso.

Lo que solemos ver en el fútbol es que todos los que participan de su funcionamiento, es decir jugadores, técnicos, dirigentes, intermediarios, representantes, empresarios que aportan plata para clubes "en dificultades", algunos periodistas e hinchas caracterizados, tienen un pasar económico interesante, por no decir que la gran mayoría son millonarios, mientras los clubes tienen deudas proporcionales que ahogan y comprometen sus finanzas.

Y en ese marco es extraño ver cómo a la hora de buscar refuerzos no se hacen intentos austeros en lugar de embarcarse en contrataciones que demandan la transferencia de divisas al exterior y el concurso de intermediarios que "acercan a las puntas", o sea la demanda y la oferta.
A lo mejor es un poco temerario hacer conjeturas que pueden resultar en acusaciones. No es la intención. Pero querría tomar específicamente el caso de Independiente queriendo repatriar a Facundo Parra, que juega (por decir algo) hoy en Italia.
Desde ese simple hecho, uno puede armarse un relato ficticio, pero que puede alentar sospechas verdaderas, a lo mejor algún día sabremos si confirmadas.

Si Independiente quisiera contratar un 9, a lo mejor podría haber hecho algún intento por Cristian Milla, otro ex-Chacarita (igual que Parra) que jugó el último torneo en Defensa y Justicia. Es por poner un ejemplo, ya que no sé tampoco cuál es la situación puntual del pase de Milla, cuyos derechos federativos (es decir el título de propiedad sobre los servicios futbolísticos que brinda el jugador, certificado por los clubes ante la FIFA) podrían tranquilamente pertenecer a algún club de algún país donde se pagan bajos impuestos y en el cual nunca jugó.
Pero supongamos una situación "normal".
Es muy probable que un jugador habituado a jugar en clubes de baja trascendencia se viera tentado por pasar a Independiente, y quizás al día siguiente mismo se podría firmar un contrato no tan oneroso para el club. Lo más seguro es que no se necesitarían intermediarios.

Esta sencilla elección de una opción distinta por parte de dirigentes y entrenadores abre la puerta de las sospechas.
Porque tal vez el hecho de que no sea necesario utilizar un intermediario se convierte en el escollo más importante para que se realice ese pase (el de Milla), y que en cambio sí se intente llevar a cabo otro en el que la figura del intermediario sea necesaria (el de Parra).
Los intermediarios suelen ser el agente de facturación de servicios (que consisten básicamente en vincular al comprador con el vendedor, acercar partes, cosa muy complicada en los casos en que los derechos económicos de los futbolistas estén divididos entre diversos grupos empresarios o particulares) que se lleva porciones importantes de los montos operados en las transferencias.  Plata que nunca se sabe si no retorna. Porque son, en algunos casos, los encargados de recaudar la comisión que cobra el DT por recomendar la contratación de un futbolista. Por eso muchas veces (los DT) eligen jugadores para cuyo concurso sea necesaria la participación de un intermediario, o que sean representados por personas de su afinidad o por su propio representante, de modo que las comisiones se centralizan en esa figura sin multiplicar las facturaciones.

No quiero acusar de esto ni a los dirigentes de Independiente, ni a Brindisi, porque encima me da la impresión de que se trata de buenas personas (lo cual no los exime por ahí de participar de una operación con intereses que los excede; nunca se sabe quién pone la plata y menos quién la cobra).

Señalo, nada más, algo que pasa todo el tiempo en el futbol argentino, pero pocas veces aparecen tan claros ejemplos con los cuales darle marco al necesario relato, para intentar volverlo dinámico.

A la luz de este principio de sospecha, todas las negociaciones se ven distintas. Y aparecen empresarios "que trabajan" para determinado entrenador, hijos de entrenadores que le acercan al padre nombres de posibles refuerzos, y que en el caso de que las transferencias se concreten cobrarán una comisión.

Ojo, igual, que los clubes estén tan mal financieramente es culpa de Grondona un poco. Pero más que nada de Cristina. Es que el que tiene que controlar es el estado, pero en este país nadie hace nada, dicen dirigentes y empresarios mientras firman los documentos que que respaldan como un 25% de los montos implicados en la operación.

Trigo

Hay un problema evidente con el trigo. Que llevó el kilo de pan a valer 20 pesos en la panadería. Que hizo subir el precio de las facturas "por encima del del asado".

Y hay hipótesis. Muchas.
Una causa lejana: la dependencia que la estructura productiva argentina y el marco de inserción de la misma en los mercados internacionales tienen de la producción (y potencial exportación) de materias primas agrícolas.

Dependencia estructural que en este período largo de los últimos 10 años sufrió un cimbronazo: los excepcionales altos precios internacionales de los comodities. Que si bien es evaluado como un ciclo que alguna vez terminará, los de tipo agrícola parece que muestran una resistencia mayor a entrar en la etapa descendente, si los comparamos con los minerales.
Y la proporcionalidad inversa respecto del precio del dinero estadounidense no se viene cumpliendo bien en este caso. Porque el precio del dinero empieza a aumentar  (y pregúntenle a la bolsa de San Pablo si esto no tiene consecuencias para los "emergentes", o pregúntenle a Vale si las perspectivas del precio del hierro siguen siendo tan auspiciosas para sus proyectos), y entonces los precios de los comodities deberían empezar a bajar. Sí, pero no todos al mismo ritmo parece.

En ese contexto aparecen las condiciones locales. La moderada intervención estatal traducida en dos elementos principales: retenciones elevadas y diferenciales para el producto y sus derivados como mecanismo para mantener más bajo el precio interno del producto en comparación con la referencia internacional (hoy en el trigo sin moler es del 23%, lo cual indicaría un precio FAS teórico, o sea el que los acopiadores le pagan a los productores, en torno de un 25% menor al precio FOB, que es el que los exportadores reciben antes de tener que pagar las retenciones).

El otro elemento son los permisos de exportación, los ROE. La idea en este caso es garantizar un stock de trigo en molienda para el abasto del consumo interno, y manejar desde las agencias estatales los excedentes, sin intervenir la renta del exportador, aunque sí sometiendo su autonomía decisoria.
Este último elemento surge de una previsión estratégica opuesta a la que plantearían las multinacionales: se pone la prioridad en conseguir el stock necesario para el abasto del consumo interno. Y lo que sobra se exporta. Lógicamente, esta restricción al libre funcionamiento del mercado, sumada a la presión sobre los precios que ejerce el esquema de retenciones, determina que el ajuste se produzca por cantidades.
Los incentivos a la producción, al acopio, a la exportación que brinda el contexto internacional y la estructura productiva histórica de la Argentina son intervenidos por el estado en función del objetivo de asegurar la provisión interna a un precio acorde a la capacidad relativa interna de consumo.

Lo que ocurre es que justamente los ajustes por cantidad terminan desatando presiones en sentido inverso. El pacto que funcionaría en condiciones libres de mercado entre los eslabones de la cadena se rompe. Los exportadores y acopiadores tienden en primer término a pagar precios aún inferiores a los productores. Y con su capacidad para manejar los stocks, pueden hacer faltar o sobrar trigo, según sus necesidades de precios, en caso de estar en rol comprador o en rol vendedor.

Es decir, el factor esencial de todas las presiones que se dan sobre los precios radica en la tensión históricamente profunda entre abasto del mercado interno, con exportación de saldos, o el esquema contrario que aunaría a toda la cadena (en detrimento del resto de las actividades productivas y del poder de consumo del salario en relación a los precios relativos de los alimentos) y que consiste en maximizar volúmenes productivos a partir de la conquista de mercados externos. Con el consabido acople de precios internos y externos, que en momentos de auge de los mismos derraman grandes ganancias en todos los eslabones de la cadena productiva y comercializadora, con consecuencias muy variadas sobre la capacidad de consumo interno, y en términos secundarios sobre otras cuestiones como el nivel de empleo, etc.

Como yo lo veo, las tensiones de estos últimos días, son avatares de los más comunes, no muy distintos a los que se produjeron en algún momento en la cadena de la carne (donde la tendencia hoy es a que los volúmenes exportados retrocedan como proporción de los volúmenes consumidos internamente, lo cual supone que en el horizonte pueda verse alguna presión para un ajuste de precios internos), y que el Gobierno ha resuelto seguir manteniendo sin tomar decisiones de intervención más profundas como sería la monopolización en manos estatales del acopio y comercio de trigo, e incluso la producción de harina.

Así que en resumidas cuentas las opciones son tres:
-Monopolio estatal en la cadena de acopio, comercialización de trigo y producción y comercialización de harina (lejos de plasmarse).
-Mercado liberado con ajustes de precios convalidando precios relativos elevados, a la cola de los precios internacionales.
-Mercado intervenido, con tensiones recurrentes, y subas y bajas de precios, que desorientan tanto a los actores como a los consumidores, y por qué no, a los analistas que tienen que cambiar periódicamente la dirección de sus declaraciones.

Lo que sí dejó de ser un argumento aceptable es que la incidencia de un cambio en el equilibrio de precios sea mínima para el consumidor final. Diría más: es potenciada en los restantes eslabones de la cadena. Y se derrama sobre el precio de las galletitas, los fideos, las pre-pizzas, las milanesas rebosadas, etc.

De todos modos, no veo tampoco que haya incidido directamente (por ahí sí de manera indirecta, y no por acción de los productores) en este momento la promesa de armar un fideicomiso para transferirles a los productores lo recaudado por retenciones (que debería empezar a operar en la próxima campaña). Pero me parecería más eficiente para los fines buscados que ese fideicomiso, directamente hacer un monopolio estatal de la comercialización de trigo, que financie con los menguados saldos de exportación los subsidios a los productores.

martes, 2 de julio de 2013

Fue Moreno

Ahora dicen que "En la city conjeturan que la suba del blue sirvió para financiar la política".
Y ensayan una imaginativa (y anónima, y colectiva) hipótesis acerca de por qué el dólar ilegal subió tanto, y por qué bajó tanto después, siempre sosteniendo como base del razonamiento la idea de que los funcionarios de gobierno encargados del asunto manejan a su antojo las operaciones que llevan a cabo las casas de cambio (que son a su vez cuevas financieras ilegales y agencias de viajes), las controlan absolutamente, y no permiten que nada se salga de un plan pre-fijado de modo conspirativo, y que por lo enmarañado sólo puede ser inteligido una vez que la conclusión ocurrió.

Digamos, un mecanismo de razonamiento que empezando por los resultados desarrolla una regresión, que permite reinterpretar los hechos a la luz de lo acontecido después. Casi como Borges creía que se estudiaba la historia, con la maliciosidad de quién cínicamente intenta desbaratar las pretensiones científicas de asir enteramente la realidad, faena vedada a las capacidades humanas según las más razonables de las escuelas filosóficas.

El relato de los hombres de la "city" (o del centro financiero de la ciudad puerto de Buenos Aires, según los que desprecian los anglicismos por el sólo hecho de no querer dar el brazo a torcer respecto de que la "cultura anglo-sajona" es superior a cualquier otra, sobre todo después de su paso enriquecedor por los EEUU) aborda la cuestión desde el lateral totalmente inverso a desde el cual la abordaban los mismos analistas antes de que el mercado paralelo de divisas se calmara y los más desprovistos de cautela se morfaran la pérdida del over-shooting inducido.
Y entonces, mientras ahora los otrora ineptos e ineficientes funcionarios se convirtieron en expertos que controlarían absolutamente todos y cada uno de los resortes del mercado financiero, en el momento en que se daba la disparada del blue, todos estábamos muy convencidos de que no tenían ni la más pálida idea de cómo funcionaba el circuito, por lo demás tan afecto a copiar (siempre en las previsiones escritas en los diarios, no siempre en los hechos) los casos "de manual".

Muy linda la teoría conspirativa, de todos modos. Cuenta con el ingrediente ideal: la complejidad. El único defecto: el asesino siempre es el mayordomo.