miércoles, 31 de octubre de 2012

Piñera y el aspecto económico de los resultados de la elección

Esta nota, creo, merece la lectura.
Es claramente una apología de un mandatario de un país "modelo" de la región, escrita por el director periodístico de un diario con una línea ideológica muy definida.

Y más allá de que se apologiza a un derrotado electoralmente, castigado por los sectores de la población menos favorecidos, y paradójicamente se resalta como una de sus virtudes la de estar obsesionado con mejorar las condiciones de vida de esos sectores que lo castigan aparentemente por no haberlo hecho lo suficiente, la verdad es que la nota, en lo que refiere al tema inflación, puede leerse como una involuntaria defensa de lo que sostenemos acá sobre los esquemas de inflación baja, con índices de precios que funcionan como mecanismo para extinguir la nominalidad de los incrementos salariales y de ese modo permitir una recomposición de márgenes de rentabilidad paulatina sobre la base del abaratamiento gradual del costo laboral en términos reales y poco perceptibles, para compensar rendimientos decrecientes y favorecer la reproducción del capital. Decimos acá, siempre, que no hay evidencia de que tales esquemas favorezcan a los sectores con ingresos bajos por el solo hecho de mantener índices de alzas de precios de poco impacto psicológico.

Por el contrario, en otros países con esquemas inflacionarios y con índices de precios cuestionados, que no cumplen la función de anclar la nominalidad del salario, sino que son eliminados como referencia de las negociaciones indexatorias (paritarias, por ejemplo, o Consejo del salario, hablando de Argentina) y por eso no influyen positivamente en el proceso de acumulación de capital, aquellos sectores de la población más pobres, más vulnerables, que según los analistas son los principales perjudicados por estas políticas de indexación nominal de precios (incluídos los ingresos, salarios y transferencias) votan masivamente a quien aplica estas políticas.

Pero además, esta curiosidad es aplicable a muchos momentos históricos también, en los cuales el perjuicio sufrido por los pobres por la inflación era expresado políticamente por los sectores altos, mientras los pobres no le daban la trascendencia que a los analistas les parecía que debería haber tenido el fenómenos inflacionario por lo menos para los resultados electorales.

La perplejidad de Piñera, que lo lleva a elaborar la hipótesis de que habría un IPC "de los pobres" que duplicaría al general, por lo cual los efectos de la inflación serían peores a los medidos y por eso los pobres no lo quieren y le votan en contra, es un nuevo episodio de esta cadena histórica de ilusiones ópticas cristalizadas como reales, a partir de la simple incapacidad para poner en cuestión una idea dada y llegado el caso diluir un prejuicio, y en cambio seguir sosteniéndolo contra toda evidencia.

sábado, 27 de octubre de 2012

El fallo de la justicia independiente neoyorquina contra el desendeudamiento argentino.


Fallo de la Cámara de Apelaciones de Nueva York en la que había caído la apelación argentina al fallo del juez de primera instancia Griesa, favoreciendo la postura de NML-Elliot, el fondo de inversión que compró bonos defaulteados por Argentina en 2002 a precio de remate, se negó a entrar a los dos canjes voluntarios propuestos por el país como forma de normalizar su deuda y litiga a nivel mundial y en todas las instancias que encuentra disponibles contra la Argentina, por ejemplo consiguiendo que se trabe embargo contra la Fragata Libertad en Ghana.

Lo caro que salen estas acciones (adornadas de lobbys políticos del partido republicano en EEUU, y de otros en otros países, cosa que difícilmente se haga "de onda"), casi que compensa la ganancia extraordinaria a obtener en caso de que el país se vea obligado a pagarles por el valor nominal de los bonos que tienen en cartera. Seguro estoy de que la cuestión es impulsada más por causas políticas que de negocios (salvo en lo que respecta a marketing de alto impacto). Y para Argentina también hay algo de esto.

El fallo de Griesa, confirmado ayer por la cámara, sostiene que Argentina debe darles trato igualitario a sus acreedores, de modo que cada vez que le corresponda pagar intereses por los bonos que otorgó a quienes se acogieron voluntariamente a los canjes de 2005 y 2010, debe abonarles también de modo proporcional a quienes mantengan en cartera bonos no canjeados, es decir, defaulteados.

Ahora la causa vuelve a manos de Griesa, quien deberá determinar qué se entiende exactamente por proporcionalidad, sobre qué base se calcularán los intereses y amortizaciones, y cómo deberá cancelar argentina esas obligaciones con los fondos de inversión llamados "buitres".

Además, la cuestión queda bastante bien abrochada, ya que se reconoce una especie de principio de co-solidaridad por parte de los agentes a través de los cuales se efectúan los pagos, haciendo que, de no autorizarse pagos a los buitres, pueda trabarse embargo sobre los fondos recibidos por esos bancos intervinientes, congelando los pagos de los bonos normalizados y haciendo entrar a la Argentina nuevamente en default. En este sentido la situación es compleja, y esto se reflejó claramente en las cotizaciones de los bonos argentinos en el mercado secundario, con caídas muy importantes. Esto último señala, simplemente, que los que operan los arbitrajes con bonos soberanos ven que a Argentina se le complica pagar y entonces consideran que comprar bonos argentinos es una inversión más riesgosa. Apenas una señal de la opinión de los grandes ahorristas e inversores financieros.

La Argentina tiene, sin embargo, la opción de prolongar la cuestión judicial, apelando pero ahora ante la Corte Suprema. Varios análisis del asunto sostienen que sería difícil que la Corte acepte el planteo argentino. Pero se ganaría algo de tiempo. La fecha más importante es diciembre, ya que se evitaría la aplicación del fallo para el momento de cancelación de los vencimientos más onerosos de este año cargado de vencimientos, que son los cupones PBI.

Además, vale insistir con la cuestión política. Los republicanos son más permeables a los lobbys de este grupo de fondos, de la American Task Force Argentina, y de los ignotos grupos que alguna vez invirtieron en alguna de las operadoras de compañías privatizadas, lo que les dio derecho a litigar (y ganar) contra Argentina en el CIADI (tribunal del Banco Mundial en el que Menem y Cavallo delegaron la soberanía judicial). De hecho, se sabe que la esposa de Romney tiene inversiones por un palo y medio verde en NML. Es probable que la campaña electoral, aparte de algunas desavenencias con el actual gobierno yanqui respecto del pago de sentencias por juicios ante el CIADI, hayan precipitado el endurecimiento de la justicia neoyorkina contra el país, en coincidencia (casualmente) con el incidente en Ghana, el endurecimiento farandulesco del FMI respecto del IPC, la negativa del Banco Mundial a prorrogar programas de financiamiento específicos y la renovación de las presiones para instar a la Argentina a renegociar el pasivo acumulado con esa entelequia llamada Club de Paris, apuros que les surgieron a los destacados miembros de la "comunidad internacional" (de cuyo nombre se arrogan pertenencia de manera prepotente) justo cuando Argentina frenó las remisiones de utilidades de las empresas europeas que "confían" en el país, o directamente decidió la expropiación de alguna de ellas.

Estos renovados bríos por hacer justicia de parte de la mencionada comunidad internacional se apoyan en el principio de Justicia independiente sobre el que se asienta el republicanismo, soporte a su vez indispensable del capitalismo democrático.

La Justicia independiente, contrariamente a lo que se piensa en Argentina respecto de esto, probablemente porque no tenemos la tradición democrática y republicana de los privilegiados del mundo, grandes exportadores de ideología y juridicidad, no tiene obligación de no interferir en las finalidades políticas, y es por eso que en determinadas situaciones las apoya y les da un empujón sutil, pero contundente, como en este caso.

Por supuesto que sin margen para culpar a Rodríguez Saá ni De la Rúa (porque no se les puede pedir que vuelvan a solucionar el problema y recién después entreguen el mando), el gobierno va a tener que empezar a diagramar una estrategia que desactive este ejercicio de sinergia internacional, probable ensayo de futuras operaciones.
Por ahí la chicana judicial de ir a la Corte hace ganar algún tiempo valioso. Hay que hacer lo que sea para pasar diciembre.
Y será necesario tal vez a partir de entonces jugar como aliados sutiles de los lobbys en favor de los tenedores de bonos europeos que quizás pronto necesiten renegociación, para lo cual un antecedente de dureza contra la Argentina podría complicar la situación de los países que propongan canjes, y después empezar a tejer negociaciones sobre algunos de los reclamos (principalmente, Club de Paris y juicios ante el CIADI), para romper el frente conformado casi de casualidad, atado con alambre, y sin perspectivas de ser demasiado duradero, pero que hoy confluye en una ofensiva variada cuyo fin parece ser el ahogo financiero.

viernes, 26 de octubre de 2012

Reservas, ANSES y pago de deuda.


Leo esta nota de Pablo Wende en Ámbito financiero y advierto que se presta a interpretaciones confusas. Como son siempre confusos los análisis y comentarios sobre estas cuestiones.
Empezamos con el título: "ANSES vendió dólares a BCRA y reservas subieron U$D 500 M".

El tema se intuye del siguiente modo. Algunas inversiones del Fondo de Garantía y Sustentabilidad de ANSES (recuperado de las AFJP) siguen generando rendimientos en el exterior. Por ejemplo, los plazos fijos en dólares que las AFJP habían suscripto en el extranjero. O algunos activos que pagan renta en dólares (por ejemplo el BODEN 15 o el BONAR X, bonos del estado, que liquidaron intereses en octubre, en dólares).
La política de ANSES es ir nacionalizando ese ahorro a medida que los plazos fijos se vayan venciendo, con la intención de invertirlos en actividades más acordes a las necesidades de crecimiento de un país que a la solvencia de una entidad financiera internacional.
Es posible entonces que ANSES haya recuperado esa plata por el vencimiento de un plazo fijo, o sea el remanente de algún cobro de renta de un activo dolarizado.
Supongamos un vencimiento de un plazo fijo. Por sólo hacer ingresar al sistema financiero argentino esos millones de dólares, las reservas suben automáticamente, simplemente por el encaje que están obligados los bancos depositarios a inmovilizar en una cuenta del central. Más allá de que ANSES los venda o no. No los vende, los deposita en una cuenta del Banco Nación, quedan quietos ahí, se suman a las reservas.

Independientemente de eso, después puede que ANSES haya vendido los dólares para hacerse de pesos y cubrir obligaciones (la AUH se paga con la renta del FGS). Y en ese caso, si el comprador de esos dólares fue el BCRA, que se queda con los excedentes ofertados cuando los hay, directamente el monto total pasa a sumarse a las reservas. de ser así, lo que hay que resaltar es que ayer hubo una oferta excedente de 500 millones sin modificación del tipo de cambio, por lo cual el Central pudo atesorar esa cifra.

Ahora bien, esto se conecta directamente con lo que pasa con las reservas del Central ante cada vencimiento de deuda del Estado pagado con la plata del Fondo de desendeudamiento argentino (FONDEAR). El FONDEAR es un fondo constituido con reservas del Banco central, puestas a disposición del Tesoro para que pague obligaciones del estado en dólares. A cambio, el Tesoro le da al Central una letra de tesorería, un papel que representa una deuda de corto plazo, que a pesar de ser un activo del banco no computa como reserva.
Mientras los dólares permanezcan depositados en el sistema financiero argentino, no habrá caída de reservas. Incluso después de que se paguen los vencimientos. La caída de reservas se dará si esos dólares son sacados del sistema financiero, usados para pagar obligaciones en el exterior, o invertidos en activos externos.

De manera tal que no es fácil calcular de qué magnitud será la caída de reservas cuando el estado pague el último vencimiento importante del año: el cupón PBI por unos 3 mil millones de dólares. Lo que sí se sabe es que no será de 3 mil millones de dólares, sino sustancialmente menos.

Vale decir: ni los jubilados perdieron plata porque ANSES le vendió dólares al banco central, ni el Banco Central se quedará sin reservas después del pago del cupón PBI.

domingo, 21 de octubre de 2012

La Salada

Fui invitado una vez al programa de radio de Lucas Carrasco.
TT Mundial, por Radio América. De manera irreverente, Lucas me presentó como "el economista Mariano...". No lo soy.
Lo acreditan los registros de las universidades nacionales públicas o privadas de la Argentina, ninguna de las cuales ha tenido la delicadeza de extenderme título habilitante, en virtud de que no cumplí con los requisitos preestablecidos para tales fines, tales son anotarse, cursar y aprobar los exámenes de unas 50 materias.

Aquella noche (el programa se emite de lunes a jueves desde las 0 horas) Lucas abrió con un monólogo extraordinario y en cierto sentido involuntario. Fue el día de la cadena nacional por el acto de la industria, que dejó a los argentinos sin Tinelli ni Graduados.
Lucas quiso abrirme la jugada en un momento, y la verdad es que no supe bien qué decir, sentenciando de ese modo mi última participación como invitado en un programa de radio.

Lento de reacción, recién ahora me da por publicar alguna idea sobre aquel tema.
Criticaba Lucas tangencialmente la presencia en el acto de los "delincuentes" de La Salada, y quiso incentivar mi participación diciendo que esos empresarios-marginales seguramente manejaban márgenes de rentabilidad incluso superiores al de los lobbystas también presentes en el acto, en base a la explotación brutal de sus empleados (muchos de ellos no registrados).
No supe qué contestar.
No sabría qué contestar hoy. La verdad es que no tengo idea si los empresarios de la Salada manejan rentabilidades extraordinarias. Ni sé tampoco muy bien cuáles son las condiciones de contratación de sus empleados. Se me hace que se trata de un conjunto con fracturas internas de empresarios, y que las relaciones son bastante complejas y heterogéneas. Hay de todo, bah.

Lo que sí se me ocurre es que estos muchachos son para el imaginario de algunos funcionarios públicos, la proto-burguesía nacional. Esa burguesía cuya constitución mítica ha sido esperada fervorosa y vanamente por los ideólogos de una Argentina industrial. Que sin embargo no se resignan, aunqeu tal vez vaya siendo hora de que idealicen menos y asuman que tal vez esa burguesía nacional ya existe y es lo que hay.

Tienen (los empresarios de La Salada) muchos condimentos coloridos para que los coloquen en ese rol. Son de origen proletario, morochos, poco cultos, se comen las eses, tienen mucha calle y no andan con vueltas. Tienen un nivel de hipocresía bastante menor al tolerado por la media cultural de las clases medias y altas.

Esto los vuelve despreciables también para los hijos de inmigrantes, referentes de la UIA. Que no creo que se escandalicen por ciertos manejos autoritarios en la relación de explotación capital-trabajo. Aunque tal vez sí por la brutalidad de la expresión con la que intentan legitimar esos manejos y por las herramientas poco procedimentales que a veces utilizan.
Estos ex-asalariados en negro han vivido la explotación en carne propia. La procesaron, la asumieron como legítima, y aspiraron a cambiar el lado del mostrador desde el cual atender. Y lo hicieron. Conocen la brutalidad de la explotación burguesa desde el lado del explotado. Les parece bien. Y hoy, desde el lado inverso, favorable en el diferencial de poder, la ejercen con formas y expresiones que desde su conformación cultural están legitimadas. No tienen pudor.
Asumen que el empresario es un señor cuyo poder se asienta en el uso indisputable de la violencia, razón por cual el uso de la misma tiene que ser visible y lo suficientemente contundente como para no ser desafiado.

No los asusta ese rol. Saben secretamente que el poder en las relaciones socio-económicas se legitima en el temor. Y no tienen la tradición pudorosa de esconder la violencia bajo el manto de la presentabilidad del lobby y las presiones a los funcionarios de estado para que ejecuten legal y discretamente lo que "quedaría feo" hacer de forma abierta. Les falta la cintura política de la simulación, del ocultamiento, desconocen la existencia de los procesos de formación histórica de los marcos jurídicos e institucionales que (sin que lo sepan del todo) resguardan su rol y favorecen el desarrollo de sus fuentes de acumulación de capital.

Es muy difícil la toma de posición sobre estas cuestiones. Desde este blog (para no hablar de nadie antes que de mí mismo) con la misma fuerza con que se atacó algún postulado conservador del status quo se defendió algunas de las premisas institucionales que actúan como base de la reproducción del capital y el sostenimiento de los actuales patrones de distribución del producto social tendiente a no ahogar los procesos de acumulación.

Lo vemos continuamente, cuando la defensa de las leyes y la Constitución es esgrimida tanto a derecha como a izquierda, sea para resguardar privilegios de castas o para propiciar el desafío a ciertos poderes instituidos.

No nos simpatiza la Salada, del mismo modo que no nos simpatiza el capitalismo ni ninguno de los regímenes de explotación, proveedores de injusticias y desigualdades, como el comunismo realmente existente, cuyas formas de explotación han sido incluso más sanguinarias que las del capitalismo. Y somos invariablemente cómplices, defensores y legitimadores de muchas de tales cosas. La contradicción es la partera de la historia.

jueves, 18 de octubre de 2012

Ahora, el canje

El "oscuro" Capitanich, de Ieco.
Siguen las idas y vueltas sobre el tema de la pesificación de los vencimientos de deuda.
Ahora, Capitanich dio una vuelta de tuerca más y propuso un canje de la deuda en dólares, por bonos directamente nominados en pesos.

Hay que hacer un par de aclaraciones.
Por ejemplo, la defensa de Capitanich contra la acusación de default es correcta para el caso de los vencimientos de bonos nominados en dólares. Volvemos a decir lo que dijimos en un posteo anterior. El que suscribe un bono en dólares bajo legislación nacional no está comprando dólares. Está comprando un bono, con pesos. Incluso al momento de la emisión la provincia recibió pesos, no dólares. De manera tal que el comentario de De La Sota (el primero en hacer los deberes para las calificadoras de riesgo) de que “Tenemos que honrar las deudas y en la moneda en las que las contrajimos, para brindar seguridad jurídica ” no se aplicaría al caso de los bonos chaqueños, por los cuales la provincia recibió pesos.

Lo que garantiza la nominación en dólares del bono (y este instrumento a lo mejor sería conveniente acondicionarlo pero no perderlo) es el seguro de cambio según el cual el emisor se compromete a pagar el equivalente en pesos a determinada cantidad de dólares.  Lo que se conoce como "dollar linked", que es para quien invierte en bonos una garantía contra la devaluación.

Un tema que me mencionaron en los comentarios del anterior posteo. La Nación no pesifica los vencimientos de bonos en moneda extranjera emitidos bajo legislación local. La Nación está exceptuada de la normativa del Central para la adquisición de dólares, y los dólares para esos vencimientos están garantizados a partir de la constitución del fondo de desendeudamiento. No plantear esta pesificación es una cuestión de control político del asunto. Pero acá ya dijimos que de los controles cambiarios había cuestiones que eran coyunturales y otras estructurales. La de que los estados provinciales y nacional dejen de operar como agentes de cambio que en lugar de cobrar comisión pagan interés, es una cuestión más vale estructural, de manera que para emisiones futuras de deuda esto ya debería quedar más claro (recordemos que los bonos en cuestión son resabios de una economía bimonetaria, dolarizada en muchos aspectos, por lo cual hasta se suponía indistinto hablar de pesos o dólares).

Por eso decimos: la inflación como motivo de la demanda de dólares es directamente un verso. Nunca la economía argentina se dolarizó tanto como en los años de inflación 0 de la convertibilidad. Y en esos entreveros fueron quedando nudos que, con un tipo de cambio flexible (aunque administrado) y la idea de mantener a raya el endeudamiento externo, al tiempo de no resignar crecimiento e intentar zanjar los atrasos infraestructurales, se hará necesario ir desatando cuidadosamente, no por una cuestión épica de conquista de derechos ni ideológica, sino por cuestiones prácticas. Las mismas cuestiones pragmáticas que motivan que las decisiones se vayan tomando ahora después de haberse postergado durante mucho tiempo (porque es cierto también lo que me objetaban: hasta la semana pasada, Chaco también pagaba en dólares, y si los dólares sobraran, y prometieran sobrar para siempre, lo seguiría haciendo).

martes, 16 de octubre de 2012

La histeria por el precio de la soja


El precio de la tonelada de soja bajó ayer en Chicago un 2% y llegó a U$D 548,41.

Si bien esto refleja una baja importante desde cuando hace aproximadamente un mes valía unos U$D 640, la verdad es que el precio sigue siendo históricamente alto. Y más alto que el valor al que se vendió la mayor parte de la cosecha de la última campaña.

Lo llamativo del caso es la propensión de ciertos analistas (calculadora en mano) que, tomando una cantidad hipotética de toneladas de soja para exportación, calculan cuánto va a bajar o subir la recaudación del estado por retenciones, ante cada dólar que sube o baja la cotización en Chicago, 6 meses antes de que se pueda tener una estimación precisa de cómo va a ser la campaña en el hemisferio sur!!!!! 

Argentina exporta en cantidades suficientes como para convertirse en formador de precios a partir de lo que le oferta al mercado entre abril y junio.
De no mediar una catástrofe climática las subas o bajas de precios razonables van a estar casi compensadas por las cantidades marginales exportadas.

Y no es por censurar el sensacionalismo de quienes quieran dar supuestas malas noticias para la Argentina. También hicieron lo mismo (pero con triunfalismo en aquella oportunidad) cuando hace unos meses los precios de los commodities agrícolas pegaban una escalada fenomenal, cosa que en lo único que podía afectar significativamente a la Argentina era por la generación de expectativas positivas en cuanto a ingreso de divisas futuras. O sea, en nada.

domingo, 14 de octubre de 2012

Lagarde

Esto dice Cristine Lagarde:  
las medidas anticrisis tomadas por los bancos centrales de los países ricos podrían desestabilizar a los emergentes, creando "desequilibrios" y "burbujas" financieras.
A la directora del FMI parece que le cayó la ficha 8 años tarde respecto de la situación económica mundial. Lo que describe Lagarde es lo que desde hace bastante, especialistas como Fernando Iglesias o Gabriela Michetti, por ejemplo, describen como "viento de cola" en los programas de política del cable, desde los cuales también se hizo hincapié exagerado durante todo este tiempo en la "oportunidad histórica que el mundo le brinda a la Argentina, al demandar lo que mejor producimos. o sea materias primas para alimentos" (y estaríamos desaprovechando por no aceptar mansamente la primarización de nuestras exportaciones y nuestro aparato productivo y tratar de rebelarnos aunque hay que reconocer que con suerte dispar).

Las burbujas de activos, de carácter especulativo, y provocadas por la alta disponibilidad de capital líquido que hay a escala global a partir de la implementación de políticas monetarias laxas en los principales países del mundo, son justamente las que generaron alzas inconmensurables en precios de commodities de todo tipo. En el caso de los agrícolas y minerales, esto afectó principalmente a los países latinoamericanos. Es lo que desde una visión parcializada se denomina "viento de cola", y que provoca efectos positivos y negativos en igual proporción, poniendo a disposición grandes cantidades de divisas, pero sobreapreciando las monedas y primarizando los aparatos productivos, no sólo por la vía de los altos precios de los comodities (alza con componente especulativo e inflación artificial de demanda), sino también por el ingreso de capitales de corto plazo por la vía de la cuenta financiera.

De todos modos este reconocimiento de Lagarde debería ser leído como una reivindicación tardía de las políticas protectivas desarrolladas por países como Argentina, preocupados por desacoplar los precios internos de esos comodities respecto de los valores internacionales, y blindando los activos financieros de una inflación (la famosa burbuja) como la desatada en países como Brasil o Perú.

Fenómeno: 8 años más tarde Lagarde parece haber descubierto lo que acá llamamos "dilema emergente". Decidir si te apreciás nominalmente y con altas tasas de interés ( o sea, inflación de activos financieros, llamada burbuja), o si te apreciás por inflación de bienes físicos (y consecuentemente salarios). Si establecés un esquema en que la acumulación de capital se base en la capacidad acumulativa de los sectores rentísticos o si intentás transferir recursos hacia sectores productivos (tanto trabajo como capital), inaugurando un ciclo clásico de desarrollo del sector secundario en base al fortalecimiento del mercado interno, interviniendo en el proceso tradicional de reproducción del capital a partir de meter mano en los patrones distributivos, incentivando las pujas distributivas (en lugar de intentar congelar la distribución del producto social en un patrón regresivo), al menos mientras funcione como fuente de generación de un círculo virtuoso de mayor consumo, más producción, más empleo, lógicamente regado por el inevitable alza de precios, y salarios y transferencias.

La inverosímil nota de Diego Cabot en La Nación

Esta es la foto de la nota original

Inverosímil, no en relación a los datos que publica. Sino en cuanto a que cuesta imaginar que se pudiera traspasar tal límite de mala intención y falsedad, tanto a la hora de titular como de presentar datos en el cuerpo del texto.

"Habrá más fondos para Chávez que para vivienda", es el título.

El dolor por la victoria electoral de Chávez en Venezuela parece que sigue haciendo estragos en la redacción del diario más reaccionario de la Argentina.

Porque los fondos "para Chávez", que superan a los de vivienda, son los que según el presupuesto se necesitarán en 2013 para comprar combustibles líquidos no producidos en el país en las cantidades necesarias para abastecer el robusto crecimiento de la economía nacional que se espera para el año próximo, parte del cual se utiliza para que funcionen las centrales elétricas que proveen al mercado de energía, que a través de la distribución subsidiada por el Estado nacional, llega hasta la misma redacción del diario, entre otros muchísimo lugares, por supuesto.

Encima, y para agigantar sus críticas, aprovecha que el presupuesto se elabora en pesos (así como el de EEUU se elabora en dólares, por ejemplo) y dice que si quien deba importar los combustibles no pudiera acceder al mercado cambiario oficial y lo tuviera que hacer en el paralelo, la cuenta para cubrir necesidades energéticas duplicaría a lo presupuestado para vivienda. Dato totalmente improcedente, porque lo que estábamos comparando al principio eran partidas presupuestarias previstas para ambos casos, en pesos. O sea que Cabot (que tiene más tiempo libre que yo) se tomó el trabajo de dolarizar primero a 4,70, para después volver a pesificar a 6,20. Una gansada mayúscula que entre otras cosas comete la tropelía intelectual de suponer estables durante todo el año próximo los precios del dólar tanto oficial como paralelo, aún cuando por ahí tenga la deferencia de tomar el oficial al valor promedio incluído en el presupuesto.

Y para cerrar y como si faltara poco, recién en el último párrafo de la nota aclara que el PROCREAR se encuentra fuera de este cálculo en base a partidas presupuestarias, ya que los fondos para tal plan surgen de financiación de ANSeS, a través de bonos colocados en el mercado voluntario, garantizados por el FGS (todo esto no lo dice Cabot, que prefiere simplificar mintiendo que se usarán fondos jubilatorios prestados a tasa negativa).
Parafraseando el final de la nota de Cabot: así está planteada la retirada de los derrotados política y culturalmente en la Argentina y Latinoamérica.

jueves, 11 de octubre de 2012

La pesificación de los vencimientos de deuda


Una pantomima exagerada se hizo respecto de los bonos provinciales y la pesificación de los pagos de vencimientos.

Ahora el Banco Central salió a garantizar que se pagarán en dólares los vencimientos de bonos emitidos bajo legislación extranjera, y se calmaron un poco los ánimos.

La cuestión no es tan complicada: en el caso de los bonos chaqueños (hay de otras provincias en la misma situación) seguirán nominados en dólares. Aclaremos bien: no se pesifican los bonos, que siguen nominados en dólares. Se pesifica la liquidación de los vencimientos, al tipo de cambio oficial del momento.

O sea, a los fines para los cuales un ahorrista los demanda, estos bonos de circulación interna siguen dando la misma prestación: son un seguro de cambio. Digamos: yo tengo un ahorro, y tengo miedo de que una devaluación me lo licúe. Compro entonces, con pesos, bonos nominados en dólares, que pagan un interés y tienen un rendimiento implícito mayor al de un plazo fijo en dólares (que aparte hoy no me los dejarían comprar). Y me cubro de ese modo del riesgo de una devaluación.

Que la liquidación se haga en pesos no altera el proceso. Ya que salvo que el ahorrista tenga una fijación fetichista con el billete verde, se supone que después de la liquidación seguirá resguardando sus ahorros, refugiándose en inversiones de las mismas características, cuyas operaciones debe hacer en pesos. O usará esa plata en la compra de algún bien. Para ninguna de esas cosas son necesarios los dólares físicos. Las operaciones de compra y venta de títulos, sean estos nominados en la moneda que sean, se hacen obligatoriamente en pesos, desde siempre. A tal punto que si vas al banco con una valija de dólares para invertir en bonos de deuda (BODEN 15, ponele, que son nominados en dólares y bajo legislación extranjera) te obligan a venderlos, y depositar los pesos resultantes de la venta, para después hacer la operación de compra, que lleva unas 48 o 72 horas hasta que se oficializa. Y si vendés los bonos antes del vencimiento porque necesitás la plata o querés hacer otra inversión que considerás mejor, vas a cobrar en pesos, por más que los bonos estén nominados en la moneda que sea.

Pero hay una diferencia dada con los bonos emitidos bajo legislación extranjera (o sea, yanqui). Esos bonos son los que se usan para las operaciones de fuga de dólares, conocidas como "contado con liquidación". Los pagos de esos vencimientos no pueden pesificarse, ya que en ese caso se estaría violando la ley bajo la cual se hizo la emisión, de modo que el deudor (en este caso el Estado argentino o el provincial) quedaría expuesto a demandas de los acreedores.
En ese hipotético caso sí podría hablarse de "default". No así en el caso de Chaco, a pesar de que algunas calificadoras de riesgo hicieron el infructuoso intento.

Decíamos: los bonos emitidos bajo legislación extranjera se usan para fugar dólares. El haber sido emitidos bajo esa legislación garantiza a los suscriptores que cumplen (los bonos) con los requisitos de la SEC (la comisión de valores yanqui), por lo cual cotizan en Nueva York, y se pueden vender en esa plaza, lugar donde sí las operaciones de compra-venta se realizan en dólares, como es lógico. Ahora bien, si uno quiere vender esos bonos en la plaza local antes de su cancelación definitiva, va a cobrar pesos, no dólares. Recibirá dólares solamente si espera al vencimiento.

Una nota respecto del "contado con liquidación". La cotización del dólar para la compra de bonos es superior a la oficial. Además tanto para la operación de compra como de venta hay que pagar comisión al banco o a la sociedad de bolsa que haga las transacciones. Y tener una cuenta custodia en la sucursal estadounidense del banco. Es decir, este inversor paga por llevarse los dólares del país. No son operaciones  (las de fuga legal) para ahorristas comunes y corrientes. Que en cambio sí pueden invertir en bonos (sin fugarlos) para resguardar sus ahorros e incluso ganar plata. Los montos mínimos de la compra son bajos, y mantener una cuenta custodia no es caro.

Pero volviendo al tema de los bonos chaqueños, la verdad es que no hay ninguna situación que amerite hacer ningún escándalo, ni hay indicios para pensar que el Estado vaya a incumplir ningún compromiso, ni nada de eso. De hecho, no sé si hay un deudor más puntual que el Estado Nacional argentino, que para noviembre de 2012, ya tenga garantizados los billetes con los cuales hará los pagos correspondientes hasta diciembre de 2013.
Lógico que también es sensato pensar que ningún estado tendrá la finalidad de facilitar la fuga de divisas ni el negocio rápido de cobrar en el oficial y vender en el paralelo cuando el spread entre una y otra cotización es tan alto como en la actualidad. Y por eso se pesifican todos los vencimientos que se pueda pesificar.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Argentina : la batalla por las palabras


Por Rafael Palacios*


Un buen amigo me enviaba el artículo “La ocupación del lenguaje” cuyos autores son Gonzalo Abril, María José Sánchez y Rafael R. Tranche. En él, se ponen al descubierto las estrategias empleadas por la derecha y el neoliberalismo para fortalecer su poder político y económico, y lograr la imposición de su hegemonía cultural. Argentina es, sin duda, uno de los escenarios clave donde la derecha está escenificando, sin ningún tipo de disimulo, esta durísima batalla. Veamos algunos ejemplos tomando como guía el artículo citado.
Asistimos a la permanente “creación y propagación de conceptos” intencionadamente superficiales, imprecisos, fuera de contexto o directamente falsos que persiguen instalarse e incorporarse al lenguaje: “cepo cambiario”, “no se puede viajar al extranjero”, “apoyan al gobierno porque se benefician de algún plan”, “hay más inseguridad que nunca”, “la inflación está descontrolada”, “la sociedad está enfrentada”, “no hay libertad de expresión”, “no hay libertad”, “estamos en una dictadura” o “no tenemos miedo”.
Usando “un método de argumentación basado en la simpleza y la comprensión inmediata”, “la construcción de marcos de sentido” y “la moralización del discurso público” los voceros a sueldo de la derecha y el neoliberalismo se sitúan en una falsa equidistancia, neutralidad e independencia, “no somos de izquierda ni de derecha”, “no somos K ni anti K”, y su discurso siempre se realiza “desde el sentido común” en la búsqueda del “interés colectivo” y del “servicio a la patria” dispuestos a “defender la libertad y la democracia” aún cuando ello signifique “sacrificios y renuncias”. A partir de aquí, “su realidad” es la única posible y no admite interpretaciones ni debates. Las personas “buenas, decentes, normales, trabajadoras, patriotas” estarían obligadas a compartir sus postulados y cualquier cosa que diga o haga el gobierno irá en contra de la libertad, la democracia, la convivencia y, lo que es más grave, “el sentido común”.
Hay un evidente intento de “usurpación de la terminología del oponente” y de apropiación de la identidad política de la izquierda y los sectores más progresistas. Llega a resultar indignante ver representarse como garantes de la democracia, la libertad, el diálogo, la igualdad, la libertad de expresión, la convivencia o la seguridad a quienes callaron, se beneficiaron, fueron cómplices necesarios o ejecutores de la dictadura militar, de la desaparición de miles de ciudadanas y ciudadanos, de la corrupción generalizada o del desastre económico en Argentina.
  
Al mismo tiempo, se lleva a cabo una permanente “estigmatización de determinados colectivos” criminalizándolos, desprestigiándolos, agrediéndolos e insultándolos. Mostremos dos realidades. Las y los estudiantes que “toman escuelas” son acusados de hacerlo porque “no quieren estudiar”, “se oponen al diálogo”, “no quieren ir a clase”, “están manipulados políticamente”, “son irresponsables”, “ponen en peligro la educación pública” o “están llevando a cabo una medida violenta e ilegal”. De la misma forma, las personas más empobrecidas que apoyan al gobierno actual son señaladas de hacerlo porque “se benefician de planes”, “son unos vagos”, “son ignorantes y los manipulan” o “les regalaron terrenos para hacer viviendas”.
A esta altura casi es innecesario denunciar la “táctica de orquestación” empleada y la utilización “del poder amplificador de los media” con el objetivo de desestabilizar. Es impresionante ver como se repiten las mismas consignas en todos los espacios y lugares posibles, ya sea una universidad extranjera, un programa de televisión, el titular de un periódico o un motín. Detrás del disfraz de estudiante en USA, de periodista independiente o de economista objetivo se esconde en muchos casos una derecha insaciable de dinero y poder, llena de rencor ante sus fracasos de los últimos años y su incapacidad para encontrar un líder presentable o armar una oferta electoral creíble.

* Asturiano. Máster Universitario en Género y Diversidad y Diplomado Universitario en Ciencias Empresariales.

jueves, 4 de octubre de 2012

Apuntes desordenados

Bueno, tenemos un problema que hasta el martes no figuraba en la agenda de nadie, y hoy ocupa prácticamente la totalidad de la agenda política: los salarios de los integrantes de las fuerzas de seguridad.

Un problema que tiene raíces estructurales. Qué queremos decir con esto?
La actual escala salarial es básicamente un quilombo, a partir de arreglos, retoques sucesivos que a lo largo de los años se fueron haciendo, entre otras cosas para no distribuir beneficios salariales adicionales entre los retirados de las fuerzas, pero principalmente para evitar mayores erogaciones fiscales.
El tema es que esos pagos adicionales, no remunerativos (que se expanden por todas las dependencias estatales) abrieron la puerta a los reclamos judiciales. Y los fallos consiguientes obligaron a disponer soluciones individuales, que tarde o temprano debían trasladarse al total de la escala salarial, para cerrar además, la vía judicial.
Ahora, está bien, había que tratar de darle un cierre al asunto. Pero lo que cualquier tarado sabe es que con el sueldo no se jode. Y en este caso, jodieron.

El tema, ahora, es que ya no parece posible volver a la proliferación de conceptos no remunerativos compensatorios. Y hacer un reconocimiento salarial pasando a remunerativos los conceptos no remunerativos de Prefectura y Gendarmería, por ejemplo, insumiría para el año próximo una suma de 5.000 millones de pesos, según los cálculos apurados que algunos divulgan por ahí, en concepto de cargas de seguridad social. Para que veamos la magnitud, son cuatro años de Fútbol para todos.
Esta situación, trasladada al resto de las fuerzas, se haría inviable. Ni hablemos si lo difundimos entre la totalidad de los trabajadores estatales. No alcanzaría ni "gravando la renta financiera", muchachos del progresismo.

Por todo esto, vale decir que si no había un problema, y ahora lo hay, en un ámbito tan delicado, es efectivamente porque alguien cometió un error grave. Y en estos casos, los errores graves se pagan con la renuncia.

Si hasta puede ser, como dejó entrever Abal Medina, que haya habido alguna mala intención de parte de quién liquida los haberes para que se armara la podrida. Y, bueno, hacemos el gesto de absorber la liquidación de haberes de las fuerzas, sacándoselas a ellas mismas, que se autoliquidaban haberes. Pero el nudo no es ese.

Además, por ahí pareció exagerado el planteo acerca de la posibilidad de un golpe. Pero creo que no estuvimos tan lejos de que la cosa se complicara mucho. Al mediodía parecía que se venía la noche. Se sumaban cada vez más destacamentos de las provincias, apareció la Marina, se habló de la Fuerza Área, algunos convocaban a las policías... Si se cortan las cadenas de mando de las fuerzas sobre las que recae uno de los pilares más importantes de la estructura estatal, que es el monopolio del uso legítimo de la violencia, y si se consigue un aval social importante a los acontecimientos que desatan tales cortes, de manera que se instalan manifestaciones callejeras, la situación de caos está a la vuelta de la esquina.

Por suerte, la sociedad argentina tiene un miedo respetuoso ante esas situaciones, y ayer reaccionó con calma. No se respondió a los llamados. Que existieron. No mayoritariamente de parte de los agentes acuartelados (algunos habrá también), pero existieron.

Y queremos destacar al final el gran aporte de Macri, que en el momento más álgido de las discusiones consiguió la concordia entre los gendarmes y el ministerio de seguridad. Con sus declaraciones ridículas, impropias de un intendente (que encima tiene problemas bastante serios de gestión), hizo que ambos unieran fuerzas para censurarlo, en el desubicado rol de estadista, conductor y canalizador institucional de los conflictos nacionales que quiso insólitamente ocupar, como quien busca su minuto de fama.

Por último, un saludo respetuoso a Capitanich. Qué manera pelotuda de truncar aspiraciones presidenciales, por favor.

martes, 2 de octubre de 2012

La "jauja cambiaria".


Las "estrategias comunicacionales" gozan desde hace bastante tiempo de una alta valoración en el análisis de la política. Y la verdad es que en la defensa de cada estrategia adoptada existen argumentos de peso. No voy a discutir la estrategia político-comunicacional del Gobierno, como un todo, porque no alcanzo a darme cuenta, con los elementos limitados con los que cuento en el campo teórico, de cuál es su dirección.

Lo que sí creo es que cada persona además, a la hora de comunicar, le aporta su impronta personal a lo comunicado, y entonces ahí, dentro de lo que sería una misma estrategia, aparecen diferencias.
Hay dos funcionarios del área económica que expresan análisis de la realidad que suelen gustarme. Uno es Kicillof.
La otra es Marcó del Pont. Mejor comunicadora y analista que funcionaria, quizás. Ayer, en la inauguración de las Jornadas monetarias y bancarias (según Ámbito) dijo, por ejemplo:
 Argentina "no aceptó pasivamente los efectos de cola" del precio de la soja y la mejora en los términos del intercambio, y limitó el ingreso de capitales de corto plazo, con lo cual evitó "la apreciación y la volatilidad cambiaria, así como la reprimarización de la estructura productiva".
 "Al no tener políticas de metas de inflación pudimos evitar la apreciación nominal de la moneda, y la contrapartida, quizás, fue que tuvimos tensiones en los precios internos mayores que otros países que si apreciaron su tipo de cambio"
Quienes pasan a visitar este blog sabrán que hay una coincidencia entre esa visión y la que habitualmente expresamos acá sobre el núcleo de la tendencia de los aumentos de precios internos. Pretenciosamente, hablamos del "dilema de los países emergentes": apreciar nominalmente y con alza de las tasas de interés, o apreciar en diferido vía inflación.

Como todos sabemos, coincidir con la opinión de alguien hace que a partir de eso lo evaluemos (a ese alguien, en este caso Marcó del Pont) como un buen analista.
El dato que me causa cierta perplejidad es que es la primera vez que leo que algún funcionario comenta sobre la cuestión cambiaria en este sentido.
Y tiene que ver, creo, con que para opinar lo que opinó Marcó del Pont es necesario partir del reconocimiento de la existencia de tensiones internas en los precios, extraordinarias respecto de lo que se da en países que enfrentaron las mismas condiciones externas con otras herramientas. Y tener el coraje necesario para sostener que el esquema con inflación no es peor, sino mejor, que el esquema anti-inflacionario.

Lo que digo es que me parece que Marcó del Pont no comete el pecado que comete Cristina cuando habla de economía, que es el de creer que la existencia de algún inconveniente es producto de la aplicación de políticas erróneas. Y por lo tanto se pone a la defensiva, y queda a un paso de la negación de la evidencia.

Salto hasta aquí a propósito. Porque Cristina se ha encargado últimamente de discutir sobre la utilización del concepto "cepo". Digamos, es anecdótico si se lo llama cepo o se lo llama de otra forma. El tema es que la discusión semiótica coloca a Cristina en negadora de la existencia de una política integral de control de cambios.
Marcó del Pont, también fue más franca al hablar de esto sin pruritos.
"Es casi de sentido común que un gobierno que aspira a consolidar este proceso de crecimiento tenía que abordar la cuestión de la fuga de los propios argentinos, para evitar los impactos negativos"
Es decir, directamente y sin rodeos: sí, tomamos medidas de control de cambios. Las mismas tienen impactos negativos, por supuesto. Pero sirven también para evitar otros impactos negativos que consideramos peores.
Y listo, macho.

El control de cambios se justifica sencillamente si nos despojamos del prurito de no asumir los problemas existentes, de los cuales no está exenta ninguna política económica, ninguna medida en particular.
En el 2012, se dio una especie de tormenta perfecta, con factores externos e internos que provocaron un achicamiento de la disponibilidad de dólares en la economía argentina. Casi la totalidad de esos factores caen fuera de control de la capacidad de acción del gobierno.
El resultado de esa tormenta perfecta es: menos oferta de dólares, y más demanda de dólares. Al mismo tiempo.
Una situación así, en condiciones abiertas de mercado ajusta por precio. Al alza.
El tema es que entonces, para evitar una devaluación brusca (y encima coyuntural y reversible rápidamente, es decir de alta volatilidad) que empeorara la situación de todos los argentinos con ingresos fijos en pesos y dejara condiciones propicias para un peligroso recalentamiento de la inflación, se optó por hacer un ajuste, sí, ajuste, pero restringiendo el acceso a dólares para ahorro, bienes importados y turismo externo, a sectores con poder adquisitivo de medio hacia arriba.

O sea, entre bajarles el salario al 80% de los argentinos, y esconderles los dólares al 20% más rico, elegimos el la segunda opción. Listo. No hay tantas vueltas.

A pesar de eso, Cristina dijo algo que es cierto. En Argentina, había una "jauja cambiaria", cuando una persona podía comprar dos millones de dólares por mes sin dar explicaciones de para qué los quería ni de dónde había sacado la guita para comprar.
En cualquier país del mundo, por más libre que sea el mercado cambiario, en una operación así sin justificar, te abren una investigación por lavado de dinero.
También es verdad que el kirchnerismo no se preocupó por la "jauja" hasta que los dólares escasearon.

Es de "sentido común" (diría Marcó del Pont) sin embargo, que la "jauja" una vez abolida, ya no vuelve.
El año que viene, con más dólares y menos necesidad oficial de dólares, los límites se volverán menos rígidos, se liberará la canilla un poco para quienes quieran comprar para ahorro (con límites en la cantidad, como al inicio del control). Pero seguirán los cargos a las compras con tarjeta y seguirán sin venderte para operaciones inmobiliarias, por ejemplo. Principalmente seguirán las declaraciones juradas para justificar el pedido de autorización de compra.